martes, 24 de diciembre de 2013

Capítulo 28. Nueve días.

"Más o menos, se puede decir que la sociedad es una mierda. Te juzgan por tu aspecto y olvidan lo de dentro. Todos creen que te quieren y pelean por ti. Mientras unas te envidian, tú te sientes una mierda, una maldita mierda. Y mientras, ellos destruyen su amistad a puñetazos." Gema.

Aquella charla con Unai me había refrescado la mente. ¿Por qué me daba tanto mal en hacer "lo correcto"? Había que solucionar las cosas y ya está. Era un nuevo día y... sí, quedaban nueve días para terminar con todo. Y había que acabar bien. Salí a dar un paseo. Siempre acababa paseando por la playa, claro, calles ya tenía en su ciudad, la playa era lo que no tenía. Estaba segura de que iba a echar de menos esa brisa marina...

Decidí ir a la caseta del socorrista, a ver si estaban Estitxu o Irantzu. Como ahora Estitxu era aprendiz seguramente estarían ahí. Mientras caminaba por la arena, sentía que si quería acabar bien tenía que hablar con todos, pero cómo iba a asegurar que no me odiarían. Estaba claro: Iban a odiarme. Mientras caminaba, me dio por cerrar los ojos y sentirme libre y entonces... Escuché que algo se rompía en la caseta. Abrí los ojos. Empecé a oír voces pero no las distinguía. Fui corriendo hasta la caseta, otra vez se rompió algo, abrí la puerta y... Allí estaban. Jon y Unai estaban peleándose.
-Serás... ¡yo te hablé de ella! ¡Te dije lo que sentía! - dijo Jon dándole un puñetazo a Unai.
-¡No puedo dejar de quererla porque tú la quieras! - le dijo Unai a Jon devolviendo el puñetazo.
-Te voy a... - dijeron los dos a la vez mientras se lanzaban el uno contra el otro. No podía más. Ni si quiera me habían visto abrir la puerta. No se habían parado a mirar hacia la puerta y ver mi cara de horror. No podía decir nada, mis labios temblaban y mis ojos supuraban lágrimas de dolor. De un dolor que jamás había sentido. Cerré los ojos. Tragué saliva. Los abrí. Y me lancé a separarlos.
-¡Ya vale! ¡Sois unos animales!
¿¡Gema!? - dijeron los dos.
-¿Cómo habéis podido?-preguntó Gema entre lágrimas. - ¡Sois como hermanos!
-Gemas, ¿has estado llorando?- dijo Jon.
-Gema... no pretendíamos... - dijo Unai. Gema le cortó las palabras.
-¿Qué es lo que no pretendíais? ¿Romperos algo? Porque llevabais camino de mataros a golpes.
-Gema. - dijo Jon cogiéndome el brazo.
-¡No me toques! - respondí soltándome el brazo. - Ni tú, Unai.
No se movieron.
-¿Cómo se os ocurre? ¿Es que no podíais olvidaros de mí?
Jon y Unai cambiaron la expresión de su cara.
-¡Quedan nueve días! ¡Nueve malditos días, joder...! Y no podéis dedicaros, tú a tu novia, - dije a Jon. - y tú a ayudar a tu hermano a ser socorrista. - esta vez hacia Unai. Caminé de espaldas a la puerta. - ¿No podemos pasarlo bien?

Me decidía a salir cuando, al girarme, vi a Irantzu llorando y a Estitxu tapándose la boca con las dos manos: lo había visto y oído todo.

Mi cara de asombro siguió con la mirada a Irantzu que se iba corriendo. Su figura se alejaba poco a poco por la playa.
-Iran, ¡Iran! - grité saliendo a correr detrás de ella. No lograba alcanzarla, las dos estábamos llorando y ella, se cayó  a la arena. Aproveché y corrí hasta ella.
-¿Estás bien?
-...
-Iran... no ha pasado nada.
-...
Me sentía una mierda. Una grandísima mierda. Tenía que enterarse, pero no así. Me dejé caer de rodillas a su lado y la abracé.
-Te juro por todo, que no ha pasado nada. Ya sabes que tengo novio y que no quería romper vuestra relación yo...
-Calla. Es qe yo ya lo sabía...
Me quedé sorprendida, muy sorprendida.
-¿Cómo dices?
-Que ya sabía que Jon te quería.
-¿Y eso?
Irantzu se sentó a mi lado.
-Cada vez que estabais juntos queriendo ser amigos, saltaban más chispas que cuando él y yo estábamos queriendo ser novios. Tú le quieres, pero como tienes otro novio y no querías traicionarme ni hacerme sufrir, pasaste de él. Bueno, lo intentaste. Porque cada vez que os veo...
-Iranztu, lo siento muchísimo, de verdad.
-No, tranquila. Sé que él te insistió. La única razón por la que no corté con él fue porque sabría que le iba a dar igual, y que no volvería.
-Eso no es verdad.
-Sí lo es.
-¡No! Me ha dicho un millón de veces que te quiere. Eres muy importante para él. Pero se ha enamorado de mí...
-¿Enserio?
-No es un truco, en serio.
-Pues me alegro, vaya. No lo esperaba. Aunque... ahora ya no le quiero tanto. ¿Sabes? - me dijo secándose las lágrimas. De repente empezó a reirse. - Qué alivio.
-¿Perdón?
-No tenía claro si le seguía queriendo porqe cada vez que me decía algo bonito, pensaba en ti, lo sé. Y... al menos sé que en su momento, él me quiso casi tanto como a ti ahora.
-Créme, te quiso mucho.
Las dos nos reímos y nos abrazamos. Nos levantamos y volvimos a la caseta. Jon y Unai se habían perdonado en ese rato y Estitxu, como siempre, estaba con su infantilismo repartiendo alegría. Entramos y ni nos preguntaron qué había pasado. Era un día que había que continuarlo todos juntos y felices.

Decidimos comer en la caseta. ¿Por qué no? Encargamos unas pizzas y Unai sacó bebidas que había allí mismo, en la nevera. Todos empezamos a comer y a beber y cuando menos los esperábamos, Irantzu levantó su botella y dijo:
-Quiero proponer un brindis.
Todos nos quedamos perplejos y Estitxu preguntó:
-¿Por la amitas?
-No. - dijo Irantzu. Entoces sonrió, señaló a Jon. -¡Porque hemos cortado!
Todos nos quedamos boquiabiertos. Le guiñe un ojo a Jon y todos brindamos.
-¡Por Jon y Irantzu que han roto!

El resto del día estuvimos bañándonos y bebiendo zumos en el mar. Llegó la noche y todos salieron. Todos menos Jon y yo. Él se acercó a mí y me dijo:
-Al final todo ha salido bien.
-Sí. Supongo.
-¿Supones?
-Sí... -dije mirando a la luna.
-Estás preciosa a la luz de la luna, ¿sabes?
-Gracias... - bajé la mirada. Me cogió de la barbilla y me besó. Puse mis brazos por detrás de su cuello y él los suyos sobre mi cadera. Seguimos besándonos hasta que vimos que ya iban a salir de la caseta.
-Esto... queda entre nosotros, ¿no? - me preguntó.
-Por el momento sí. -le dije.
-Te llevo a tu apartamento.
-Vale.
-No era una pregunta.
Sonreí y nos fuimos. Irantzu, Estitxu y Unai silbaban detrás de nosotros. ¿Lo habían visto? No lo sabíamos pero decidimos reírnos y dejar que ellos pensaran que los estábamos ignorando. En el portal, me dio el típico beso y nos despedimos.

Continuará...


¡Paramos por Navidad!                    FELIZ NAVIDAD A TODOS.
                                           (Y FELIZ AÑO NUEVO TAMBIÉN)

lunes, 9 de diciembre de 2013

Capítulo 27. Diez días.

"¿Pero por qué? ¿Por qué a mí? A mí que nunca me quería nadie... a mí que me gustaba el que jamás podría tener... ¿por qué me tenía que tocar a mí llegar ahí y poner su mundo patas arriba? ¿Por qué...?" Gema.

En los brazos de Irantzu y Estitxu, mirando a Unai... Estaba pasando algo extraño... Lo veía en sus ojos, en cómo miraba a Jon. Mientras, Estitxu me abrazaba y Iranztu me acariciaba el pelo. Se separaron de mí y nos sentamos. Miré a Jon y mentí de lo que había pasado, les dije que me había caído sin querer porque el viento se me había llevado... Pero al ver cómo Jon miraba al suelo... supe que estaba recordando el verdadero motivo por el que había saltado. La verdad es que la situación empezaba a ser incómoda, Jon tenía razón, romperle el corazón ya era malo, pero ocultarle que no le quería era peor. Me llevé a Jon a fuera con la excusa de darle las gracias y tal, pero en realidad no hablamos de eso:
-Jon... Tienes razón... tenemos quedecírselo...
-No, espera. Tú también tienes razón.
-¿A qué viene eso? Sabes tan bien como yo que ocultárselo más es peor que romperle el corazón.
-Pero... No quiero que lo pase mal...
-Jon, ¿qué está pasando? He visto cómo te miraba cuando estábamos adentro...
-Es mi novia y he salvado a su amiga, ¿cómo quieres que me mire?
-¡No ella! Él...
-¿Unai? - Jon se dio la vuelta y empezó a ponerse tenso. Me acerqué y me apoyé en su hombro.
-Sí, Unai. ¿Qué ha pasado?
-No puedo contártelo, Gema... - Me separé de él.
-¿Qué? ¿Y eso por qué? - Se giró hacía mí.
-Porque... es una cosa de... chicos.
-¿Una cosa de chicos? Jon, si habéis discutido... tenéis que arreglarlo. Sois amigos.
-Es que no puedes entenderlo...
-Puedo intentarlo.
-Está bien. Te lo voy a decir en dos palabras: Te quiere.

Me sentí... por dentro... sentí como... Aquellas palabras me mataron. ¿Qué? ¿Podía ser cierto? Eso explicaría por qué me miraba así pero... No, no era posible. Y también explicaría por qué miraba así a Jon pero... Pero era imposible. No dije nada más y volvimos con una gran sonrisa falsa a la caseta. Entonces lo supe. Tenía que irme de allí inmediatamente. Así Jon no tendría que decirle nada a Irantzu y se acabaría la tensión entre Jon y Unai. Era lo correcto. Noté que al pensar eso se me escapó una lágrima y para que no me vieran me fui. Puede que se extrañaran pero bueno... alguna excusa se me ocurriría. Volví al apartamento y no había nadie, como casi siempre. Hice la maleta y miré al calendario. Taché otro día. Quedaban 10 días... No iba a poder irme todavía. Miré la maleta... Menuda estupidez, sin una buena razón para mis padres no iba a poder volver a casa. Tenía que pensar una buena excusa o deshacer la maleta para que mis padres no me preguntaran. Registré los cajones, necesitaba algo de beber. Encontré una botella de algo oscuro en el salón, serviría. Salí al balcón y me apoyé en los barrotes a beber... y pensar. Miraba al horizonte, con la mirada perdida. ¿Qué podía hacer? Lo que no podía hacer era irme sin más. Me iba a costar convencer a mis padres y total, ¿para qué? ¿Olvidarlo todo? No. Tenía diez días para dejar las cosas claras y luego, ver a una nueva Anaís que me había necesitado y no había estado allí para ayudarla y le debia mi compañía. Guardé la botella y deshice la maleta... ¿Por dónde empezar?

Había quedado con Unai para hablar de lo que me había dicho Jon. Cuando llegó le vi esa sonrisa. La misma que tuve cuando el chico que me gustaba me invitó a quedar hacía mucho... La conocía. Se sentó a mi lado y al verme la cara, su sonrisa desapareció. No podía aguantar más. No podía empezar con preguntas tontas, dar rodeos. Tenía que hablar claro, le miré a lo ojos y le pregunté:
-¿Es cierto que te gusto?
Él miró al suelo y me dijo:
-No. No me gustas. Estoy enamorado de ti desde que Jon nos presentó y dijiste eso de que tenías novio. Tu sonrisa... Y tu ingenuidad... Me dejaste hipnotizado, ¿sabes?
Me quedé de piedra. Jamás me habían dicho algo así a la cara. Jon me había dicho que me quería pero... no era lo mismo. Aunque le costó. No sabía qué responderle.
-Unai. Tú... sabes que Jon me está presionando, ¿no?
-Sí.
-Pues bueno, quiero tu opinión. Pero que sea sincera.
-Dime.
-A mí... como ya sabes, también me gusta él.
-Sí.
-¿Qué es lo correcto? ¿Renunciar a lo que quiero o seguir adelante y que dentro de diez días... todo acabe?
-Gema, lo que me pides es...
-Lo sé. Pero sólo puedo preguntarte a ti.
-¿Por qué?
-Porque... con ellas no puedo y Jon...
-...Jon te dice que le quieras... que estés con él.
-Sí.
-Eres la única que se escapa. Eso te hace especial a sus ojos. ¿No crees?
-Sí, pero me quiere.
-Eso es verdad. Pero... ¿no crees que para diez días va a ser mucho?
-Exacto. Eso había pensado yo.
-Pero claro, ahora pienso que si yo fuera él. - Me miró decidido - No te dejaría ir por nada del mundo.
-... - respiré hondo - ...Entonces... ¿qué hago?
-Haz lo que quieras.
-Eso no me soluciona nada.
-Nunca he dicho que sea fácil. Solo te he dado opciones y te he dado mi opinión. Pero la que elije eres tú.
Se levantó y se fue. Tenía razón. Había pros y contras así que lo mejor era hacer lo que quisiera. Sonreí.

Continuará...

martes, 3 de diciembre de 2013

Capítulo 26. Gracias.

"Que sin saber de mates, te enfrentas a los problemas del amor". Gema.

Por fin iban a ser las diez. Había estado un buen rato decidiendo qué ponerme para que al final me quedara con una camiseta de tirantes rotos blanca en la que ponía Bad is the new good y luego unos shorts negros. No era muy original pero quería ir natural para Jon. Bueno, todo lo natural que se puede ir con la raya bien negra y marchada... La verdad es que no sabía ni por qué me pintaba tanto, éramos amigos y ya. Me miré al espejo. Reflexioné, miré el reloj y vi que quedaban diez minutos para dar las diez... No me daba tiempo a desmaquillarme así que salí del apartamento y fui para allá. Durante el camino me peinaba con los dedos de las manos, aunque al llegar a la playa el viento me despeinó. Seguí el caminito y entré en la caseta. Jon estaba allí sentado y al verlo sentí que estaba triste.
-¡Hola! - le dije. Se giró hacia mí y sonrió. - ¿Qué pasa?
-Nada... es que... nada, de verdad.
-Vale... ¿qué hacemos?
-Pues quería ir a una plaza que me gusta mucho. Esta muy cerquita, ¿vamos?
-Por mí bien.
Llegamos a la plaza y era la misma plaza a la que yo bajaba con Estitxu e Irantzu.
-¿Esta es la plaza?
-Sí.
-¡No me lo puedo creer!
-¿Qué pasa?
-Pues mira, este apartamento es en el que estoy yo y bajaba con Estitxu e Irantzu muchos días. Ahora no tanto pero seguimos viniendo.
En parte estaba contento, pero cuando escuchó el nombre de "Irantzu" se puso mal otra vez. Odiaba que se sintiera así. Lo noté y lo abracé. Él empezó a llorar y me sentí especial porque estaba casi segura de que pocas más personas lo habrían visto llorar. Nos sentamos en el banco y él empezó a hablar:
-Gema... ¿cómo hemos llegado a esto?
-¿A qué te refieres? - lo sabía perfectamente, pero le pregunté.
-A que... yo creía que me querías y... me dejé llevar y ahora no siento nada por mi propia novia porque a la única persona a la que tengo en la cabeza eres tú. Siempre estás ahí. Mire a donde mire, piense lo que piense... tú estás en todas partes.
-Jon...
-No, Gema. Yo ya no sé lo que quiero, porque Iran me importa pero tú...
Me miró y la luna iluminó sus oscuras pupilas, mi corazón se aceleró. Sentí que me quedaba sin aire y cuando volví a respirar, el tiempo, mágicamente, siguió su curso y él volvió a mirar al suelo diciendo:
-Tú eres muy especial. Te conozco que cualquier otra persona de por aquí y eres la persona en la que más confío porque siento que aunque te quiero, puedo contártelo todo.
-Eso es porque somos buenos amigos...
-Sí, es por eso. Pero no niegues que no es por... Me llamarás raro pero... No me digas que no es por una conexión.
-No sé decirte... Tú también eres muy especial pero...
-Pero no de la misma manera. - dijo con la voz entrecortada. Estaba destrozada y no podía seguir con esa conversación. Me levanté dispuesta a irme pero él me sujetó del brazo y me dijo:
-No te vayas, por favor. Quédate.
Me senté de nuevo a su lado y lo miré. Él me miró fijamente a los ojos y me dijo:
-Te quiero, Gema.
No sabía qué responder, me temblaban las manos y mis labios titubeaban. Noté que mi silencio estaba siendo más incómodo de lo que los dos preferíamos así que le contesté.
-Jon... No puedo decir que no te quiero pero... Ya sabes lo que hay... Me encantaría que estuviéramos juntos pero... ¿qué será de nosotros dentro de dos semanas? Tú seguirás viendo a Irantzu y yo a mi novio y... es mejor que no les rompamos el corazón porque esto iba a durar tan solo dos semanas...
-Habrían sido las dos semanas más felices de mi vida.
-Jon, no te pongas así. Las tienes a montones. ¿Por qué yo? Me voy en nada y...
-Por eso, no puedo dejar pasar la oportunidad de hacer esto.
Se inclinó para besarme y yo me aparté y le dije:
-Me muero por besarte, pero no puedo.
Me levanté y subí corriendo al apartamento. Salí al balcón y él seguía ahí, mirando al suelo y yo no pude evitar cerrar la ventana (puerta) de un golpe y tirarme en el sofá a llorar. En cada mirada saltaban chispas y aunque nuestras palabras decían "no", nuestro corazón decía "sí". No podía creer que estuviera pasando. Me di cuenta de una cosa, él no razonaba y por más que le decía por qué no podía ser, él se empeñaba. Y todo era culpa mía por decirle que también le quiero. Si le hubiera dicho que no desde el principio hasta ahora no tendríamos este problema. Pero claro... si según Unai se nos nota... Por algo será...

Me había quedado dormida en el sofá y me desperté ya por la mañana. Tenía dos llamadas de Jon. Las borré. Tiré el móvil al sofá y fui al baño. Toda la raya se había corrido por el resto de mi cara, daba miedo. Me di con un algodón por toda la cara y me la lavé. Me fui a mi habitación y me cambié de ropa. Me aburría en la casa y mis padres seguían durmiendo así que me cogí mi mochilita de Oxford y me fui. No sabía a dónde ir, así que me puse toda mi música triste y me fui a dar vueltas por ahí.  En los últimos días estaba demasiado sentimental para mi gusto. Me gustaba parecer una chica fuerte, y comportarme como tal. De hecho solo me derrumbaba antes cosas importantes como los amigos o la familia pero jamás me había pasado por algo así. Mi fuerza estaba desapareciendo, bueno, había desaparecido hace un tiempo. No sabía por qué pero no podía mentir sobre lo que sentía por Jon, ni si quiera delante de él. Era extraño pero me gustaba. Acabé volviendo por la playa y me pasé por la caseta de los socorristas. Ahí estaban Unai, Estitxu, Irantzu y... Jon.
-¡Hola! . dije al entrar. Todos me saludaron. - ¿Qué hacéis?
-Pues nada, distribuyendo los turnos de la semana que viene. - dijo Unai.
-Ah, pues bien.
Irantzu y Estitxu se rieron y dijeron:
-¡Para nada!
Me reí y pasé a dentro con ellos.
-Hola, Jon. - le dije sentándome con él.
-Hola... - respondió sin mirarme.
-Me sentí super incómoda y Estitxu dijo:
-Uyuy, qué mal rollo. ¿Qué ha pasado?
-Nada...  dije yo.
-Nada, nada, es que... Bueno que estoy raro hoy...- dijo Jon.
-Pues vaya... transmites tristeza, chico... - dijo Estitxu sentándose.
Me levanté y Jon me dio un papel y me dijo:
-Léelo cuando estés fuera.
Asentí y me fui a fuera con la nota. Quería abrirla ahí mismo pero preferí irme a algún lado apartado para leerla con calma. Fui a un extremo de la playa y me senté en una roca. Las olas chocaban en las rocas y me salpicaban la cara. Cerré los ojos y me incliné hacia arriba. Sentí la brisa, escuché las olas romperse y a las gaviotas, olí el olor salado del mar y noté, aun con los ojos cerrados, la luz blanca de la mañana. Con mi capucha puesta, imaginaba qué podía haber escrito Jon en aquella nota. Podría haberla leído para salir de dudas, pero la sentía en el bolsillo de mi chaqueta con la punta de los dedos y no me atrevía a sacarla. Al final, abrí los ojos y miré hacia abajo, saqué la nota y la leí:
Gema, no sé cómo decirte esto pero me pasa una cosa rara contigo y es que no puedo mentirte sobre lo que siento por ti así que... lo he estado pensando y prefiero contárselo yo a Irantzu porque si se acaba dando cuenta en una de las veces que te lo suelto todo le rompería el corazón. Y la quiero. Pero estoy enamorado de ti. Puede que no quieras salir conmigo mientras estés conmigo, pero que sepas que yo te querré durante mucho tiempo, podría decir que para siempre, pero no lo creo porque el tiempo pasa y las cosas se olvidan. A lo que voy es a que, ¿y qué si se acaba este mes? Pues todo acabará, pero podrá tener final feliz o triste y eso no depende de mi. Pase lo que pase, sé que si hubiéramos salido, dos semanas habrían sido una vida entera para mí, porque el tiempo se detiene cuando estamos juntos y eso, que pase lo que pase, no te guardaré rencor, te seguiré amando.                              Jon.

Arrugué la nota y me la metí en el bolsillo de nuevo. Salté de la roca y corrí playa a través. Llegué a la caseta y entré corriendo. Aún seguían con los horarios. Hice una señal a Jon para que saliera. Él se sorprendió al verme, no me esperaba ahí, en ese momento en el que iba a quedarse a solas con Iranztu... Salió y me preguntó:
-¿Qué haces aquí?
-Impedir que hagas una locura. ¿Acaso no escuchaste lo que dije ayer?
-¿Acaso no has leído la nota?
-Mira... te voy a ser sincera... tampoco te quiero tanto. Solo es un capricho así que olvídame porque nunca te querré como tú a mi.
Me iba a ir pero él me agarró por el brazo y me giro hacia él.
-¿Es eso cierto? Dímelo otra vez y te creeré.
Me sentí muy incómoda pronunciando esas palabras mirándole a los ojos pero lo hice:
-No te quiero, eres un capricho y nunca te querré como tú a mi.
Me soltó y me fui andando con seguridad pero temblando, cuando ya no podía verme me fui corriendo de nuevo hasta las rocas. Estaba encima de la roca y me sentía fatal. Me movía nerviosa y no sabía qué hacer. Me estaba volviendo loca. Me quité toda la ropa y me quedé en ropa interior. Respiré hondo y salté al agua.

Mientras en la caseta...
-Bueno, yo me voy ya que he quedado. - dijo Estitxu.
-Yo también. - dijo Irantzu.
Unai miró a Jon, estaba muy raro. Acababa de entrar y fuera lo fuera que había hecho afuera lo había dejado más raro de lo que estaba. Así que le dijo:
-Tío, me toca el turno, pero puede que un poco de trabajo te ayude a olvidar... lo personal.
-Pues... te diría que no, pero me apetece.
-¿Sí?
-Sí.
-Vale, pues ala, toda tuya.
Jon salió y miró la escalera que subía a la silla del socorrista. Subió y miró hacia todas partes y entonces... vio una silueta saltar de la roca más alta.
-¡Unai! - gritó.
-¿Qué pasa? - gritó Unai desde lo lejos.
-¡Alguien ha saltado, alguien ha saltado!
Unai tiró todo lo que llevaba y corrió a la caseta a coger algunas cosas. Jon saltó de la silla y corrió hacia allá.

Mientras en la mente de Gema...
Sentía una extraña sensación. Estaba en un lugar blanco y... no había sonido. Estaba casi segura de que había ido al cielo. Había una extraña silla en medio de esa nada blanca. Me acerqué a la silla y había un papel en la silla. En él ponía: Sentarse en la silla para escuchar al mundo.

Mientras en la playa...
-¡Eh! ¿Estás bien? - gritaba Jon sin saber quién era.
No asomaba nadie. Contó hasta tres... 1, 2, 3... Se quitó la camiseta y se lanzó al agua desde una roca cercana. Buceó, pero no veía nada. Siguió buscando pero se quedó sin aire. Sacó la cabeza y gritó:
-¡Mierda! ¡Unai corre!
Se metió de nuevo en el agua y buceó hondo. Vio una silueta flotante. Se acercó más y... al ver a Gema se le salió el aire por la boca. Sacó la cabeza y gritó:
-¡Unai! ¡Es Gema! ¡Corre!
Unai estaba a pocos pasos con todo el equipo de auxilios. Corrió y tiró todo por el suelo. No podía creer que era Gema. Se metió en el agua y ayudó a Jon a sacarla.

Mientras en la mente de Gema...
Tras pensarlo un rato cogí el papel y me senté en la silla. Cerré los ojos y me senté a escuchar. Escuchaba el agua correr muy agitada. De repente, el agua se dejó de escuchar como 'estéreo' y escuché a dos chicos hablando...
-Vamos, ponla aquí. ¡Vamos trae algo!

Mientras en la playa...
-¡Joder, joder! ¡Gema! ¡Venga!
-Dios... ¿cómo ha podido...?
-¡Eso ahora no importa! Vamos, ¡pide ayuda!
-Voy.
Unai se fue corriendo a pedir ayuda. Mientras, Jon intentaba reanimarla.
-¡Vamos! Gema... ¡no me dejes! ¡Vuelve!
Jon empezó a llorar mientras seguía intenándolo.
-Vamos... ¡Gema! No me dejes, por favor. No me dejes...

Mientras en la mente de Gema...
-¿Es Jon?
-Sí. - habló una voz.
-¿Qué hace él aquí?
-Él no está aquí. Está salvándote.
-¿De qué?
-Has saltado al agua y no te despiertas... de no ser por él estarías muerta.
-¿Y cómo se supone que estoy?
-Estás... dormida.
-Y... ¿cómo vuelvo con él?
-Eso ya no depende de ti.
-¡Jon! ¡Te quiero!
-Buen intento, pero no  puede oirte.
-¡Jon!
Me levanté de la silla y empecé a correr por todas partes.
-No, no. Si no te sientas no puedes escuchar.
Me senté avergonzada en parte por haberme lanzado de repente. Nada más sentarme pude oír de nuevo a Jon.
-¡Gema! Gema... Gema...

Mientras en la playa...
-Gema... ¿Por qué has hecho esto? Entiendo que no me quieras... de verdad, lo acepto, no volveré a molestarte, lo prometo. Pero vuelve... porque si no no podré cumplir mi promesa...
Jon estaba débil, ya no tenía fuerzas para seguir.

Mientras en la mente de Gema...
Estaba llorando. En esos momentos sí que me sentía cerca pero lejos de él. Porque me moría por hablarle, por decirle que no era su culpa, que todo había sido porque le quería tanto que no podía estar así, alejándole de mi constantemente...

Mientras en la playa...
Jon seguía hablando cuando...
-Una... ¿una lágrima? ¡Gema! ¿Me escuchas?

Mientras en la mente de Gema...
-¡Sí! - grité y seguí llorando como una niña.

Mientas en la playa...
Jon agarró todas sus fuerzas y siguió intentándolo. Cogió aire y le hizo el boca a boca.
-¡Vamos! ¡Vuelve!

Mientras en la mente de Gema...
-Es hora de irse. - dijo la voz.
-¿Qué?
-Lo está consiguiendo. Levántate y camina hacia adelante... Buena suerte.
-Gracias... supongo.
Me levanté y caminé hacia adelante como me había dicho la voz, entonces, una bocanada de aire entró por mi garganta y sentí la vida en mi otra vez. Cerré los ojos y...

Mientras en la playa...
Me desperté escupiendo agua.
-¡Gema! ¡Gema! ¿Estás bien?
-¿Jon?
-Estoy aquí, tranquila estás conmigo.
-Mi ropa. - dije señalando a la roca.
Jon me la trajo y me cogió en brazos. Me llevó corriendo a la caseta y allí me sequé y me vestí. Jon me miraba con tristeza. Yo pensé ne decírselo todo pero... no me creería así que solo le dije:
-Gracias.
-No, de eso nada. Todo ha sido mi culpa. Te presioné para que estuviéramos juntos y...
-Para, para. No digas más. Eso no es verdad. Te quiero pero no puedo quitarte de mi cabeza si me insistes tanto. Por eso te dije que no te quería y... me sentía tan mal... tan nerviosa que... salté.
-Dios, mío, Gema.
Me abrazó y después de un rato le besé la mejilla y volví a darle las gracias:
-Gracias.
Iba a salir de la caseta y de repente entraron Unai, Irantzu y Estitxu. Las chicas me abrazaron haciéndome todo tipo de preguntas. Miré a Unai y vi cómo miraba a Jon... era extraño. ¿A qué venía esa mirada?

Continuará...

lunes, 2 de diciembre de 2013

Capítulo 25. Uno la tiene a ella y otro su corazón.

(He añadido una cosa escrita en tercera persona para saber cosas que no le pasan a Gema).

"Que tu boca dice una cosa, y tu corazón otra". Gema

Lo que había pasado por la mañana me tenía tocada. No podía dejar de pensar en lo que estaría pasando en esos momentos si ninguno de los dos tuviéramos pareja... Pero la teníamos y tenía que sacármelo de la cabeza. ¿Pero cómo haces eso si él va detrás de ti y encima más gente lo sabe? Eso es imposible. La única manera de olvidarle era esperar dos semanas y todo habría acabado. Jamás volvería a verle... ni a él ni a todos los maravillosos amigos que había conocido. Tampoco quería eso. No podía estar tanto tiempo allí y no volver a verles nunca. Pero estaba muy depre para pensar cosas bonitas, de hecho estaba por la tarde tumbada en el sofá del apartamento. Entonces sonó el WhatsApp:

-Holii.
-Hola, Alex.
-¿Qué tal?
-Pues aquí. ¿Qué tal por ahí?
-Pues todo bien. Ana está genial.
-¿Sí?
-Sí. Todo va perfectamente.
-Entonces, ¿que quieres?
-Nada. ¿Qué pasa? ¿No puedo hablar con mi novia?
-Nada, nada.
-Ah vale. ¿Qué te pasa hoy? No será... ¿no será por mi culpa?
-No. ¿Por qué? ¿¡Qué has hecho!?
-Nada, nada tranquila. Pensaba que podía ser porque no hablamos mucho...
-Ah, no. Tranquilo, he hecho amigos geniales aquí que no me dejan en paz, jaja.
-Pues me alegro. Oye.
-Dime.
-Tú... sabes que te quiero mucho ¿No?
-Pues claro.
-Vale.
-¿Pasa algo?
-No... Es que estás rara hoy y... no sé... por si pensabas...
-¡No voy a cortar contigo!
-¿Cómo...?
-¿Que cómo lo he sabido? Pues igual que ahora. Te conozco porque eres mi novio y he pasado tanto tiempo contigo que eres predecible.
-Vaya párrafo, jaja. Bueno, me alegro.
-Jaja.
-En serio.
-Y yo, jaja.
-Bueno, me tengo que ir carii.
-¿Carii?
-Es que no sé cómo nos podríamos llamar.
-Pues...
-¿Ideas?
-¿Sabes en las series?
-¿El qué?
-Eso que hacen de juntar los nombres.
-Ah, ¡sí!
-Bueno, pues seríamos... ¿Gemalex?
-Sí, jaja.
-Pues, ¿qué te parece?
-Bien, bien. Adiós amor.
-Adiós♥

Me metí a twitter algo más animada y me cambié el nombre por "Gemalex". Era raro, pero era una cosa de mi chico y mía, nuestra... Al fin estaba sonriendo. Dejé el móvil y fui al baño. Me miré al espejo y me fijé en lo guapa que estaba sonriente. Hacía bastante que no estaba tan feliz. Había tenido mis buenos momentos, pero habían sido un segundo de felicidad. Nada más. ¡Podía sentirme libre! Encendí el móvil y conecté el altavoz para poner música. Empezó a sonar una de mis canciones favoritas, No sleep till Brooklyn, y empecé a hacer el loco. Pude liberarme completamente. Acabó la canción y me tiré al sofá satisfecha. El resto de canciones siguieron sonando y así pasó el resto del día. Cené con mis padres y me fui a dormir.

Al día siguiente, me levanté y salí a correr. Desde el pequeño esguince que me había hecho no había vuelto a correr. Hice la misma ruta. Me pareció bien utilizar la positividad que me invadía para hacer frente a lo que pasó y no olvidarlo, pero sí aceptarlo. Me sentía tan bien que debía de llevar una cara... Jajaja. Volví a pasar por el camino que lleva a la caseta de los socorristas y al chiringuito de los zumos y... ahí estaba Jon. Se me quitó la sonrisa, lo noté. La tirantez que llevaba de sonreir desapareció. Él se giró y cuando me vio sonrió, pero al ver que no le sonreí volvió a lo suyo. Giraba y giraba el cubito de hielo. Parecía que no le hacía efecto el tocarlo. Me había alejado unos metros y seguía mirándolo... no podía dejarlo así, así que me acerqué a él y le pedí un zumo con una sonrisa. Me miró y sonrió. Se levantó de buena gana y me preguntó:
-¿De qué lo quieres?
-Mmm... ¿qué sugieres?
-Pues... ¿qué tal de piña y fresa?
-¿Eso está bueno?
-Tú te lo bebiste muy rápido...
-¿Fue el que me diste cuando me caí?
-Exacto. Justo cuando nos conocimos.
-Si te soy sincera me lo bebí rápido porque quería irme.
-¿Sí? Nadie lo hubiera dicho.
-¿No?
-Jajaja, se te notaba mucho. Estabas muy tensa.
-Ya, fue una mala caída.
Me sirvió el zumo y se apoyó en la barra con los brazos y dijo:
-Ya, claro.
Le vi, sonreír. Sabía que él quería que lo hiciera y aunque quería no hacerlo, lo hice. Le pegué el el hombro y le dije:
-¡Sí! ¡Fue por eso!
-No me lo creo.
Los dos nos empezamos a reir.
-Pues no te lo creas pero fue por eso.
-Pues vale... ¡es que no hay quien se lo crea, jaja!
Le volví a pegar. Salió de la barra y vino a mi lado y se sentó. Le pegué esta vez sin fuerza y él sonrió.
-Fue por eso. ¿O acaso no fuiste tú el que vino corriendo para ver si podía conseguir algo?
Empezó a reirse y le tiré lo poco que me quedaba de zumo por encima. Me empecé a reir y salté de la butaca y empecé a correr. Él me siguió y me cogió por la cintura. Me dió la vuelta y me quedé mirándole. Nos reimos y le dije:
-No me sueltes.
Si se le ocurría moverse nos íbamos a caer y entonces él me dijo:
-Te diría "nunca", pero no puedo dejar pasar la oportunidad... ¡de vengarme!
Estaba convencida de que me iba a besar pero me tiró contra la arena y él se me puso encima. Me di la vuelta y le lancé arena. Se le quedó pegada por la cara porque la llevaba pegajosa por el zumo y me empecé a reir. Me dejé caer en el suelo y él me tiró arena. Me fui corriendo hasta el agua pero no entré y le lancé arena. Entonces, Jon se paró y me dijo:
-Joder, me has metido arena en el ojo...
-Perdona. ¿Estás bien?
Me acerqué y cuando estaba en frente suyo, pude ver su sonrisa. Me cogió y se tiró conmigo al agua.
-¿¡Qué haces!? ¡Voy vestida! Con el día malo que hace... ¡luego tendré frío!
-La venganza se sirve fría y... tranquila, sólo lloverá por la noche.
 Se me acercó y me cogió por la cintura.
-¿Ah sí? - le pregunté - ¿Y cómo lo sabes?
Pegó su frente con la mía y me dijo:
-Me lo ha dicho el hombre del tiempo...
Terminó la frase riendo y yo con él. Entonces, se sumergió y me sacó hacia arriba con fuerza y me soltó. Parecía que estaba saltando como un delfín. Y justo cuando caí al agua me cogió. Fue una cosa rara, pero fue muy divertido. Salimos del agua riéndonos escupiendo agua y totalmente mojados. Fuimos a la caseta de los socorristas y me dio una toalla. Me sequé un poco pero la ropa seguía igual así que le dije:
-Toma la toalla, que me voy a fiar del hombre del tiempo
Los dos nos reímos. Entonces me di cuenta. Había perdido el móvil. Recé para que no estuviera en el agua. Salí de la caseta y lo vi en la arena. Corrí hasta él. Fue un alivio. Volví a la caseta y Jon me miró extrañada. Levanté el móvil y le dije:
-Mi móvil. Lo había perdido en la arena.
-Menos mal que no se ha mojado.
-Pues sí.
-Sí...
-Bueno, me tengo que ir. Tengo... que cambiarme de ropa.
-Vale, adiós.
-Adiós.
Me recogí un mechón de pelo detrás de la oreja y salí de la caseta.

Llegué a mi casa mojada y llena de arena. Me duché y me cambié de ropa. Estaba confusa, pero feliz. Jon era genial y no quería perderlo por tener novio. Pero él tenía que entender que sólo podíamos ser amigos. Había sido genial y no había pasado nada en plan "amor". Pensé que él ya lo estaba aceptando y me gustó la idea. Salí a la galería y respiré el aire fresco y salado que venía de la playa. Al rato empezó a chispear así que entré a dentro. Me tumbé en el sofá y vi un mensaje de Jon que decía:
El hombre del tiempo se ha equivocado. Si llueve ahora... por la noche no lloverá. ¿A las 22:00 en la caseta?
No pude evitar sonreir. Y le contesté con un:
Por supuesto.
 Apagué la pantalla del móvil y lo puse en la mesilla.

Mientras tanto en la caseta...
Jon estaba recogiendo las cosas y entonces entró Unai en la caseta.
-¿Qué hay? - le preguntó Jon.
-Nada, tío. Que estaba lloviendo y yo estaba cerrando el chiringuito y al ver las luces pensaba que alguien se las había dejado encendidas.
-Ah pues no. Estoy yo jaja.
-Eso ya lo veo, jaja. Esta cayendo una buena. Mejor nos quedamos hasta que pare, ¿no?
-Por mí bien.
-Oye, hoy te he visto con Gema.
-Sí, se ha tomado un zumo.
-Bueno, se ha tomado lo que no te ha tirado por encima.
-¿Lo has visto todo, o qué?
-Tío, si hasta lo he grabado en vídeo.
-Será una broma, ¿no?
-Pues sí jajaja.
-Puff, me lo había creído, te lo juro.
-¿Y qué pasa? ¿Hay algún problema? ¡Ah claro! Se me había olvidado, tienes novia, tío.

Jon había notado la ironía, pero tenía razón.
-Oye, no. Por ahí no sigas.
-¿Por qué? Se ve que te gusta y si todos lo ven, al final tu novia se va a enterar. No hace falta que yo le enseñe nada.
-Unai...
-No, tío. Eres mi amigo, y te lo digo por tu bien.
-Mira, Gema me gusta muchísimo y no la voy a olvidar básicamente porque la veo cada día. Pero lo nuestro es imposible porque aunque yo cortara con Irantzu, ella no va a cortar con su novio. Y además, yo quiero a Iran, es genial y me quiere mucho así que no la voy a dejar por una que ni me mira.
-Te equivocas, ella te quiere, me lo confesó el otro día. Pero no va a cortar con su novio porque lo quiere. Así que lo mejor es que no os olvidéis. Que solo seáis amigos y ya está.
-Tienes razón. No hace falta que la olvide, solo que seamos amigos.
-Claro.
-Pero... una cosa. ¿Qué es eso de que hablásteis?
-Nada, que se sentía mal y hablamos.
-Ah vale...
-No te pongas celoso que ya sabes que su amor es I-M-P-O-S-I-B-L-E.
-Unai, que ya lo sé. ¿Por qué te tomas tantas molestias con...eso? Tío, no me lo puedo creer.
Jon se levanto y se acercó de frente a Unai.
-Jon, ¿qué dices?
-¡Te gusta Gema! Por Dios, ¿cómo no me he dado cuenta?
-Jon, ¿qué dices? A mi no me gusta Gema.
-¡Claro que sí! ¿O es casualidad que estuvieras mirando todo lo que hicimos?
-Jon...
-¡No me digas que es mentira porque no me lo creo!
-No te voy a decir que no. -dijo Unai sentándose. Jon se sentó a su lado. - Tienes razón... todo esto que te digo me lo repito cada mañana a mi mismo.
-Unai, lo siento, pero todo eso es cierto. Es imposible.
-Sí, lo sé. Pero lo peor es que aunque sé que es imposible, no me gusta veros juntos, no sé cómo explicarlo.
-Estás celoso.
-No solo eso. Me duele que si no tuviera novio, estaría contigo y no conmigo.
-Joder, ahora mismo me siento mal.
-No lo hagas, Gema no nos pertenece a ninguno.
Unai se levantó y salió de la caseta. Había dejado de llover pero él se iba a quedar a dormir en la caseta. Necesitaba tiempo para reflexionar. Sobre Gema, sobre Unai... y sobre Irantzu...

Continuará...


domingo, 1 de diciembre de 2013

Capítulo 24. Con el agua al cuello.

"Cuando crees que lo tienes todo, llega alguien y te hace ver que no tienes nada". Gema.

Todo había acabado bien, o eso pensaba. Habíamos cenado las tres juntas (Irantzu, Estitxu y yo) y nos lo habíamos pasado genial. Estitxu y yo estábamos tranquilas, Ana estaba en buenas manos y en un par de semanas la vería por fin. Había hecho limpieza de mensajes, pero había uno que me tenía confusa. El de Jon. Si algo podía empeorar la situación era Jon. Para ser un socorrista estaba dejándome con el agua al cuello.

Quedé con Estitxu e Irantzu para dar una vuelta, pero Estitxu hablaba de sus cosas de socorrista, Irantzu hablaba de Jon y yo no podía parar de pensar en ese mensaje. Lo que había pasado había quedado en el olvido pero al parecer él quería algo más o estaba muy confuso. Entonces, escuché cómo Irantzu hablaba de Jon. Hablaba de él como si de un dios se tratara y decidí por Jon. Borré su mensaje y seguí hablando con mis amigas. Si Jon quería algo conmigo que hubiera roto con Irantzu antes de que estuviera tan colada por él. Una traición así es impensable. Rompieran o no Jon era inalcanzable y desde luego, si llegaba a romper con mi amiga por mí me daría asco. Así que...

Llegamos a la playa. Jon no estaba porque no era su turno. Estitxu estaba muy contenta, el hermano de Unai le había dejado su turno porque él también estaba en pruebas, por así decirlo. Mientras Estitxu vigilaba como toda una pro, Irantzu y yo hablamos.
-Gema, me alegro de que tu amiga esté bien.
-Gracias, aunque ya me lo dijiste.
-Es que me habría gustado ayudar, estar ahí...
-Ya te disculpaste al vernos y en la cena. Todo está bien.
-Ya pero...
-Nada de peros. Amigas y punto. De hecho no me enfadó que no vinieras, no te procupes.
-Gracias.
-De nada. Para eso están los amigos.

Nos abrazamos y entonces... apareció Jon... Irantzu fue a besarle y yo les miré. Y entonces, vi como Jon me miraba. Le miré fijamente a los ojos... sus ojos marrones miel y... el tiempo se paró... Fue como un instante largo. Aparté la mirada sonrojada. No era posible. Me lo quité de la cabeza por un segundo pero tenía que comprobar algo. Volví a mirarle con disimulo y así era, él seguía mirándome. Bajé la mirada y me puse el pelo por detrás de la oreja. El beso terminó y Irantzu se fue a por dos zumos, para Jon y para ella. Jon se me acercó y apoyó una mano al lado mío en la estructura del socorrista. Lo miré y él me sonrió. Yo le dije:
-Jon, no es tu turno.
Él rió y me respondió:
-He venido por tí. Ya sabes ese dicho. Si Mahoma no va a la montaña, la montaña irá a Mahoma.
-¿Qué? ¿Por mí?
-Sí.
-Jon... - enfurecí al mismo tiempo que me sentí débil. - Tienes novia, ella te quiere y...
-Pero yo te quiero a ti.
-Si eso es verdad, ¿cómo puedes estar con ella? Le estás haciendo daño.
-Yo le gusto, eso es todo. Pero lo que yo siento por tí es...
-Para, para, para. Irantzu está coladita por ti. No tienes ni idea de cómo habla de ti.
-Lo hace porque todas las de la playa están coladas por mí.
-Mira, lo que importa no es eso. Lo que importa es que ella te quiere mucho más de lo que tú crees y tú te centras en mí y te estás perdiendo todo su amor. Así que mira, ahí viene, Te vas a tomar el zumo con ella y te vas a olvidar de mí.
-Pero...
-No. Ni peros ni nada.

Jon me miró con despecho y le miré con pena. Cambió su cara y se giró hacia Irantzu. Sentí que se me paraba el corazón. Todo había pasado tan rápido que apenas me había dado cuenta de que había pasado. Le dije a Estitxu que tenía que irme. No podía estar más allí viendo cómo Jon me miraba de vez en cuando.
Para él era difícil, pero para mí...

Me estaba yendo y vino Unai por detrás de mí.
-¡Gema!
-¿Unai?
-¿No tenías que estar con tu hermano?
-Sí, pero... Gema. ¿Te das cuenta de lo que estáis haciendo?
-¿De qué hablas?
-Venga ya, Gema. Lo sabes perfectamente.
-Pues no, no tengo ni ide...
-Jon.
No había terminado la frase y él me interrumpió. Se me paró el corazón. ¿Tanto se notaba? Eso no era bueno.
-Dios...
-¿No esperabas que me diera cuenta? Ha sido mirar a Jon y mirar en esa dirección. Te ha estado mirando el 90% de las veces.
-Eso no es verdad.
-Lo es. ¿Y sabes qué?
-A ver.
-Que la manera en que lo mirabas te delataba.
-Vale, sí. Él me quiere pero es imposible porque yo tengo novio y por si él no lo sabe, él también tiene novia.
-Te dejas lo más importante.
Bajé la mirada. Y Unai dijo:
-Que a ti también te gusta. Es más, te gusta mucho.
No podía responder. Unai me cogió por el brazo y me abrazó.
-No te preocupes. - me dijo - Si todas las coladas por Jon estuvieran así la playa parecería un cementerio. Se te pasará.
-Gracias, pero creo que lo mío va más allá.
Me solté y me fui. No podía creerlo, lo había reconocido. Si hasta yo me había desengañado...

Continuará...

martes, 8 de octubre de 2013

Capítulo 23. Secuelas. Segunda parte.

"Justo en quien más confías. Esa será la persona que te fallará." Gema.
¿Hablar con Anaís? Lo intenté una y otra vez pero no había manera de que cogiera el maldito teléfono. No sabía nada de nadie y mi verano se estaba convirtiendo en una pesadilla. ¿Por qué no contestaba? Se me ocurrían miles de respuestas. Unas buenas y otras malas. Abrí WhatsApp a Dana. Tenía que saber de ellos. De qué hacían. De si estaban con Ana o no. De si Alberto les estaba ayudando... Tantas cosas que habría deseado estar allí. Pero no estaba. Todavía dos semanas en Vizcaya... ¿Lo iba a soportar?
En el apartamento tirada en la cama. Mis padres haciendo excursiones maravillosas. Y yo ahí. Tirada esperando, esperando una llamada y poniendo mil excusas a mis amigas para salir por ahí...
Si salía, evitaba constantemente a Jon. Me sentía una mierda. No podía ayudar a quien me necesitaba y encima empeoraba la situación. Me sentía una completa mierda pero seguía llamando a Ana. Pero no me respondía. Tenía que hacer algo. No podía tener a mis amigas de Vizcaya en ascuas sin saber nada de mí y a mis otros amigos preocupados por Anaís. Pensé que una solución sería salir con Irantzu y Estitxu y si recibía algo nuevo sobre Ana volver al apartamento. Además... iban a dar las siete.

Estaba en la playa. Pensaba que Estitxu e Irantzu estarían allí para ver a Jon, pero me equivocaba. O al menos eso creía hasta que las vi cada una a un lado de Jon. Las saludé y Estitxu vino corriendo.
-¡Gema!
-¡Hola!
-Por fin te decides a venir a verme.
-¿De qué estás hablando?
-¿Tanto hace que no quedamos?
-Tú dirás...
-Soy... ¡la ayudante de Jon!
-¿Si?
-¡Sí! Soy aprendiz de socorrista. Disculpa que Irantzu no haya venido, es que ya sabes que delante de todas estas de la playa tiene que darse a conocer. Que vean que son pareja y tal...
-Ya veo... Pues enhorabuena a las dos, jaja.
-¿Qué te ha pasado, Gema?

El rostro de Estitxu había cambiado por completo. Se había vuelto serio. Y al escuchar la pregunta, el mío también cambió.
-Bueno...
-Perdona, no debí preguntar.
-No, de verdad, necesito hablarlo con alguien.
-Vamos... ¿a otro sitio?
-Sí, por favor.
-¿A la plaza?
-Por mí bien.

Llegamos a la plaza. Iba a hacerlo. Tenía que hablarlo con Estitxu, era una buena amiga y no iba a contarlo.
-Bueno, todo empezó cuando un extraño me mandó mensajes y fotos de mis amigos viviendo la vida loca sin mí por las noches. ¿Recuerdas ese día en el váter de la playa?
-Sí, aquel que tardaste tanto.
-Exacto. Ese día me mandó cosas de ese tipo y empecé a pensar que Alex me ponía los cuernos y un montón de cosas más... Cuando al fin contacté con ellos, me contaron que otro amigo, que se llama Alberto, les había presentado a unos amigos y los habían drogado. Y no una, sino varias veces...
-Vaya...
-Pero lo peor fue cuando me enteré de que a mi mejor amiga Anaís...
-Dios... - Estitxu se llevó las manos a la boca y se le pusieron los ojos llorosos a la vez que a mí - No puede ser. Dime que no.
-Sí. La violaron. Y al parecer ahora está viviendo como una resaca pero en secuelas. No sale, no come, no habla con nadie...
-¿Y sus padres?
-No están.
-Joder...
-Ya. Y por eso quería hacer todo lo posible por ella pero solo quería hablar conmigo y ahora que lo sé no contacto con ella. Tiene que estar destrozada, sintiéndose mierda y me necesita. Pero aún me quedan dos semanas aquí.
-Pero una cosa.
-Dime.
-Ese amigo vuestro, Alberto, habrá hecho algo con esos, ¿no?
-No porque si se enterara un adulto o la policía los padres de Anaís lo sabrían y a saber qué más podría pasar... Por eso queremos arreglarlo de inmediato.
-Lo entiendo. Y me siento fatal por no poder ayudarte...
-Tranquila esto no va contigo y... Espera. Tú puedes ayudar.
-¿Sí?
-¡Sí! La verdad es que no sé por qué no me coge el teléfono, pero si la llamamos las dos y le mandamos mensajes preocupándonos por ella querrá colaborar. ¿Podrás?
-No la conozco, pero me siento como si la conociera. Y me preocupa de verdad así que todo será cierto.
-Gracias. - dije abrazándola entre lágrimas.
-De nada. Para eso estamos, ¿no?

La dos sonreímos y fuimos a mi apartamento. Le dí el número de Anaís y empezamos a dejarle mensajes. No lo cogía y cada vez la situación de ponía más tensa pero entonces... la llave se giró. Mis padres habían llegado. Rápidamente, cogí unos auriculares que estaban en la mesilla y lo puse en el móvil para hacer como que estaba enseñándole canciones a Estitxu.
-¡Hola chicas! - dijo mi madre.
-Ah hola mamá. - respondí.
-Hemos ido a un pueblo precioso y venimos a dejar la compra que hemos hecho. Ya te imaginas cómo va a estar la cena, ¿eh? - dijo mi padre.
Miré a Estitxu. Ella reaccionó y dijo:
-Ah, bueno... Había invitado a Gema a cenar en la playa en plan picnic... Mis padres acaban de comprarla y quería estrenarla.
-¿Puedo? - les dije mirándoles con pena.
-Bueno, si ya lo habíais decidido no hay nada que decir. ¡Claro que podéis! Pero a dormir cada una a su casa, ¿eh? - dijo mi madre.
-¡Vale! Gracias.
-De nada. Bueno nos vamos otra vez que queremos volver a otro pueblo. Adiós cariño. - dijo mi padre.
-Adiós. - dijimos las dos a coro.
-Gracias. Estit. ¿Puedo llamarte así?
-Jaja de nada y... ¡mola! Así tengo un apodo.
-Vale. Bueno, ahora a esperar a que Ana...

El móvil empezó a sonar. Apenas había acabado la frase y Anaís me estaba llamando. Lo cogí corriendo y Estitxu se sentó a mi lado. Descolgué.
-¿Ana? ¡¿Por qué no contestabas?!
-Gema... Me siento fatal... Dana y Alex no me dejan tranquila y mis padres volverán este fin de semana...
-Ana, dios, ¿estás bien?
-Sí, sí. Pero es que... te necesito.
-Lo entiendo pero ya sabes que me quedan dos semanas aquí... Hasta una chica está preocupada por tí...
-Sí, ya lo he oído. Me parece una gran  persona. Preocuparse por mí sin conocerme es...
-Que sepas que está aquí, a mi lado. No me deja ni pestañear, siempre ayudándome con lo tuyo. Está sonriendo porque por fin sabemos de tí.
-¿Enserio?
-Sí. Eres muy grande, Ana. No te sientas mal porque lo tuyo es... eso que queda cuando te pasa eso...
-Ya... secuelas.
-Sí. Pero tienes una semana para engordar y olvidarte de todo y... una semana después de que vengan tus padres, llegaré yo y te juro que lo primero que haré será ir a verte.
-Dios mío, Gema. Estoy llorando.
-¿Y eso? ¿Por qué?
-Pero de alegría. Sabía que tú lo entenderías aunque, me equivoqué en una cosa.
-¿En qué?
-En que pensé que Alex y Dana no lo harían y también me entienden.
-¡Por supuesto! Deja que te cuiden estos días y ya verás, en un tiempo te olvidarás de todo.
-En realidad no recuerdo nada, ya sabes que me...
-Sí... eso que empieza por g. Jajaja.
-Jajaja sí, eso.
-Pues más fácil lo tienes. Ya verás.
-Gracias. Oye, tengo que colgar. Alex y Dana acaban de llegar.
-Adíos.
-Adiós.

Colgué el teléfono y Estitxu y no nos abrazamos. Lo había oído todo y estaba tan feliz como yo. Jamás podría agradecerle todo lo que había hecho. Lo de Ana estaba llegando a su fin y nadie más nunca lo sabría. Estitxu fue al baño y aproveché para revisar WhatsApp. "No puede ser." - pensé. Tenía dos mensajes, uno de Irantzu y otro de Jon. El de Iranztu decía: Siento no haber ido antes. ¿Esta noche cenamos las tres? Ese mensaje no me causó ninguna impresión. El problema estaba en el de Jon: Gema, hace mucho que no hablamos. No puedo olvidarte, ¿qué me has hecho?

Continuará...


sábado, 14 de septiembre de 2013

Capítulo 22. Secuelas. Primera parte.

"Es verdad que más vale una vida corta llena de experiencias que una larga y sosa pero no soy de la gente que considera la drogadicción como buena experiencia..." Gema.

¿Drogados? Mis mejores amigos, de toda la vida, ¿drogados? Menos mal que fue contra su voluntad... Bueno, ¡sigue siendo horrible! Alex y Dana siempre han sido de botellones así que no me extrañaba pero... ¿Anaís? ¡Anaís! Es verdad, me llamó preocupada y... Llorando... Joder, había algo raro que Alex aún no me había contado. La situación era... Era extraña. Hacía unas horas, el día anterior, estaba pensando en mis sentimientos y de repente mis vacaciones habían dado un giro radical. Sentada en el sofá esperando la llamada de Alex.

Llegó la hora de comer. Mis padres casi no pisaban el apartamento así que abrí la nevera y me calenté unas croquetas en el microondas. Comía observando el teléfono. Croqueta, teléfono. Croqueta, teléfono... Y entonces... ¡Sonó! Tragué el último trocito de la croqueta y contesté:
- ¿Alex?
-Gema, sí soy yo.
-Qué alegría. Necesito oírlo todo por favor.
-Bueno, sólo espero que no te afecte demasiado.
-Ya me estás asustando... ¡Vamos!
-Como ya sabes, bebimos y nos drogaron..
-Al grano, Alex. Llevo toda la noche pensando en Anaís.
- ¿Anaís? ¡¿Cómo lo has sabido?!
- ¡Yo no sé nada! Sólo quiero saberlo y ya está. Ahora. Sin esperar más. Ocho días sin saber qué pasaba ahí... Alguien me ha estado pasando información de lo que haciais y claro, yo no tenía ni idea de lo que era en realidad y...
-Tranquilizate, Gema. Vas a necesitar calma. Te voy a contar lo de Anaís.
-Venga.
- La primera vez, Anaís fue la primera en colocarse. Alberto y ella habían empezado a salir hacía un par de días y por eso fuimos con sus nuevos amigos. El caso es que...
-El caso es que qué.
-Pues que le grabaron un vídeo y luego se lo enseñaron por la mañana y no le gustó mucho...
-Normal. La drogan en su contra y encima le graban un vídeo.
-No, no. No es que no le gustara que le grabaran sino lo que hacía en el video...
- Alex, no me digas que...
-No, no. No es lo que piensas. Salía "zorreando" un poco... Con todos...
-Ahora lo entiendo. Buff... Estaba pensando otra cosa...
-Pues no es eso no. En fin. El caso es que ya no quería venir más con ellos pero nosotros nos lo habíamos pasado bien así que la convencimos de que viniera y...
- Y qué.
- La siguiente noche que quedamos, trajimos a Anaís muy cabreada y uno de los amigos de Alberto le puso una cosa en el vaso "para que se lo pasara bien, muy bien" , dijo.
-Dios mio. La pusieron hasta el culo.
-Sí, el caso es que nosotros nos notabamos ya un poco mareados y...
- ¿Dana y tú?
-Sí, sí. El caso es que decidimos irnos porque no nos queríamos poner muy mal y nos fuimos.
- ¡¿Dejasteis a Anaís sola?!
-Sí...
- ¡¿Pero cómo se os ocurre?! ¡Es Ana! Ana es la típica chica que se ahoga con el humo del tabaco. Si vosotros estabais un poco mal ella, ¡estaba fatal!
- Lo sé, pero es que estabamos drogados. No podíamos casi pensar y Anaís estaba muy contenta así que la dejamos. Además no imaginabamos que Alberto...
-Hay dios mío. ¿Qué pasó? ¿Es lo que yo creo?
-Creo que sé lo que crees así que sí, es lo que crees.
- ¿Eh?
-Que sí. Que creo que sí que es lo que piensas.
- Joder... ¿Pero estaba drogado?
-Mucho. Al día siguiente, fuimos a su casa y estaba llorando. Nos contó lo que le grabaron hacerle a Ana.
- ¡¿Les grabaron?! Te lo juro, Anaís es mi mejor amiga y esos me van a oír.
-El caso es que nos quedamos alucinados. Porque él mismo nos dijo que él no recordaba nada de eso y que sus amigos nos habían estado drogando. Imaginate cómo nos quedamos...
-Claro.
-Así que Alberto, Dana y yo fuimos a buscar a Anaís. Estaba en su casa sola. Sus padres se habian ido de fin de semana.
-Que suerte.
- ¿Suerte?
-Sí. Si sus padres llegan a verla...
-Ah vale. Pues sí. Tuvo suerte. Estuvimos todo el dia con ella y nos decía que lo único que quería era hablar contigo. Por la noche nos íbamos a quedar con ella en casa. Decía que tenía pesadillas con un violador. Tendrías que haberla visto. ¿Y sabes quien vino a casa de Ana?
- No.
- ¡Uno de los amigos de Alberto! Decían que querían pedirle perdón y cuando estabamos todos tan contentos... ¡Nos volvieron a drogar! Y acabamos todos bañandonos desnudos en la piscina!
- Eso ya lo sabía.
- ¿Ah sí?
-Sí. He estado al tanto de todo eso pero no sabía que era por esos tipos.
-Ah vale. Bueno, Anaís creo que estuvo llamandote. Decía que sólo tú entenderias sus secuelas algo así...
-Secuelas...
- ¿Qué pasa?
-Nada, nada.
-Cuando nos levantamos. Anaís nos contó todo y nos sentimos fatal. Y ella decía todo el rato "tengo que hablar con Gema, sólo ella puede entender mis secuelas".
- Me llamó, es cierto. Y estaba llorando.
- Joder...
-Necesito que la cuides las dos semanas que me quedan. Y intenta que Alberto os ayude y tal.
Sonó el timbre del apartamento.
-Mira, mañana te llamo.
- Pero...
-No puedo seguir hablando. Mañana hablamos.
-Vale.
Colgué y fui hacia la puerta.

Continuará...
Os dejo una imagen de Sweet California.

sábado, 24 de agosto de 2013

Capítulo 21. La picadura del amor.

"Y es que cuando sientes que el aguijón se clava en tu corazón, ya no hay nada que hacer." Gema.

Horas y horas frente al televisor apagado. Sí, ese rostro era el de una persona confundida. Una persona que hacía unas horas había renunciado a algo que anhelaba. ¿O no? Ese era el problema. No sabía qué sentir, ni siquiera sabía si me gustaba Jon, pero tenía que olvidarlo. Pensé que para olvidar lo que había pasado tenía que hablar con Alex. Le llamé. Comunicaba. Comunicaba... Colgué y miré la foto del fondo de mi móvil. Éramos Alex y yo en el parque. En nuestro banco... Joder.

Pasaron los horas tumbada en el sofá. La tele seguía apagada y yo seguía pensando en Alex. Necesitaba hablar con él. Llevaba una semana sin saber de él... Bueno, sin hablar con él porque Ángel me dejó bien claro lo que hacia cuando yo no estaba. Si tenía algun problema quería ayudarle. Le llamé otra vez. Comunicaba. Comunicaba... ¡Joder! Necesitaba hablar con él de una maldita vez. Me levanté y fui al baño. Me miré la cara. Realmente estaba espantosa. Me peiné y me lavé la cara. Seguí mirándome al espejo. Entré en otro mundo de pensamientos y entonces... Sonó el móvil. Salí corriendo del baño y busqué mi móvil lo cogí. Era Alex.
- ¿Sí?
-¿Gema? ¿Qué quieres?
-Hola cariño, te echo de menos. Llevo una semana fuera y no me has llamado ni una sola vez. ¿Qué quiero?
-Gema.
-Pues a tí, joder, ¡a tí! Hazme un favor un jodido favor -jamás pensé que se lo diría- deja de zorrear mientas no estoy.
Colgué. Me di cuenta de que ahora él sabía que yo sabía todo. Que seguramente, sabía que cabía la posibilidad de que alguien me estuviera pasando toda la información y puede que hasta fotos. La había cagado. Había delatado a Ángel pero bien. Me sentí una estúpida. Una de las pocas personas que me habían ayudado y la cago.

Pasé el día pensando en esto. Álex me importaba mucho. Estaba colada por él desde hacía mucho tiempo y, aunque ahora sabía que era un imbécil, yo ya estaba enamorada de el. Y nada podía cambiar lo que sentia por él. Nada.

Miré por la ventana. Desde el apartamento se podía ver un poco la playa. Me encantaba Vizcaya. Pero había cosas que echaba de menos de mi ciudad. Y era el parque. Sonó el móvil,  lo cogí sin mirar quien era:
-¿Si?
-Gema.
-¿Alex?
Iba a colgar pero el me dijo:
-Espera Gema no cuelgues.
-Mira... Ahora que sabes que sé todo lo que haces...-En serio, estaba demasiado sincera. Jamás se lo habría dicho tan claramente- ¿Por qué no te vas a follar con la primera que veas, me dejas en paz y te vas un poco a la mierda?
-Gema, ¡escuchame!
-¿Qué pasa? ¿Que en este rato te has preparado la excusa? Pues no quiero oirla.
-Gema. O me escuchas o esto se ha acabado.
Abrí los ojos mucho y me quedé de piedra. No podía dejarle ir...
-Vale, está bien, te escucho.
-Gracias.

Por dentro, esperaba con todo mi corazón que su excusa fuera creíble y así perdonarle. Pero por fuera, le estaba demostrando mi personalidad más borde y fría. Escuché sus palabras:
-Gema, hay algo que no te he contado.
-No si eso ya lo sé.
-Escucha. Alberto, últimamente ha hecho nuevos amigos y nos los acabó presentando.
-Ya los he visto...
-Sigo... Empezamos a quedar con ellos por las noches y... Digamos que la fiesta se subía de tono. Nos emborrachabamos e incluso... Nos colocamos...
- ¿¡Que os QUÉ?!
- Gema no es lo que crees.
-Os habéis... ¡¿Drogado?!
- ¡No! Fue uno de sus amigos, esperaba a que estuviéramos borrachos y nos metía cualquier cosa en la bebida.
-Pero... ¿Pero que me estas contando?
- Pues que nos drogaron y hicimos cosas que... No queriamos.
-Madre mía...
-La primera vez, Alberto...
- Alberto qué.
-Nada...
- No, no. Cuentamelo.
-Mira, ahora que sé que vuelves a confiar en mi necesito que guardes el secreto. Mañana te llamo y te sigo contando. Adiós. Te quiero.
Colgó.

Me quedé sin habla. Por supuesto le iba a ayudar como pudiera. No sólo estaba enamorada de él sino que además estaban involucrados mis amigos de siempre. Pero había algo que no me cuadraba...

Continuará...

Os dejo una foto de la hermosa Grace Phipps.

viernes, 2 de agosto de 2013

Capítulo 20. Perdida.

"Y entonces te das cuenta. Te gusta. Te atrae. Eres un imán indefenso ante la nevera. Poco a poco te va arrastrando hacia ella y tú quieta, parada... No mueves ni un músculo. Cuando te das cuenta de la situación en la que estás, tan sólo estás a un centímetro de ella y por desgracia para tí, es tarde." Gema.

Llevaba unos días fatal, pesimista. No tenía noticias de Anaís y llevaba días sin hablar con Irantzu y lo poco que había hablado con Estitxu no había sido para bien... Pero por si fuera poco, me gustaba Jon, que a pesar de ser el novio de mi amiga, por lo que un fruto prohibido, es también lo que me separa de romper la promesa que le hice a mi novio Alex, del que poco sabía en esos momentos.

Todo eran problemas y tenía que organizarme. No sabía por dónde empezar. En realidad sí, tenía que hablar con mis amigas, aunque la idea de decirle 'eso' a Irantzu se me hacía horrible. Quedé con ellas en la playa.
-Hola.
-¡Hola! -dijo Estitxu.
-Estitxu, necesito hablar con Irantzu a solas...
-Vale, no os preocupéis. Voy... A... ¡Ahí! Sí, ahí voy.
Se fue nerviosa. Ella ya lo sabía y no disimulaba muy bien... Empecé a hablar con Irantzu.
-Oye. Tengo que contarte algo. Es una tontería pero tienes que saberlo.
-Gema, me estás asustando.
-No, es una tontería. Enserio.
-Gema. ¡Habla!
-Vale, vale... El otro día, estaba mal. Ya sabéis que estuve sola unos días. El otro día salí a correr y me caí. Vino Jon y me ayudó. ¡Te lo juro yo no sabía que saliais!
-¿¡Qué habéis hecho?!
-No, nada. Sólo un beso y enseguida lo dejamos porque los dos tenemos pareja...
-Gema...
-Iran... Lo siento pero te juro que no pasó nada. Ese amigo... ¡Unai! Él sabe que no decíamos otra cosa que que teníamos pareja. ¡Te lo prometo!
-Joder.
-Te lo digo enserio.
-Es que. Joder. No sé qué decir, no sé qué pensar... ¡Todo está patas arriba en mi cabeza! Jon lo es todo y me costó mucho acercarme a él. No puedo acabarlo todo por esto. Por otro lado eres mi amiga y sé que si dices que no pasó nada pues no pasó nada.
-Te lo juro.
-Gracias por contarmelo.
-Tenía que hacerlo.
Y nos abrazamos. Estitxu vino corriendo, nos había estado vigilando para ver cuando acababamos. Ellas se fueron y yo me fui al apartamento. Significaba que había terminado, ¿no? Estaba claro. Sí. Jon con Irantzu y yo con Alex. Todo aclarado. Debía ser así, vale sí, me gustaba Jon pero seguro que era porque echaba de menos a Alex...¿o no?
Continuará...

lunes, 29 de julio de 2013

Capítulo 19. Culpable de inocencia.

"Y no sabes qué hacer. Que todo lo que haces, cada cosa que miras... Todo te recuerda a 'eso' que no para de dar vueltas en tu cabeza. Y te sientes culpable, muy culpable, pero de lo único de lo que eres culpable es de inocencia." Gema.
Tumbada en la arena mirando al cielo estrellado. Así estaba intentado huir de este mundo de mentiras y de sentimientos. Pero cuando casi lo conseguía, aparecía Alex en mi mente con una chica misteriosa y después Jon con mi amiga... Horrible. Había estado casi intimando con el novio de mi amiga. Vale, no lo sabía. Pero da igual. Lo había casi hecho y estaba mal. Desde luego no se iba a repetir aunque estaba bastante confusa. ¿Me gustaba? ¿Era posible? Sí, lo era. Pero aún así ella le tenía echado el ojo antes, así que, todo suyo. Volví a casa. Me tumbé en el sofá. Por suerte, mis padres aún no habían llegado, y aunque me dejaban mucha libertad me tenían un poco controlada. Llegaron y me hice la dormida y al final me acabé durmiendo.
Me desperté. Tenía que hablarlo con Estitxu y Irantzu. Había sido una tontada y a parte de que él le había sido fiel yo no sabía que era su novia así que no me tenía que preocupar. De hecho, si lo ocultaba y ella se enteraba se lo tomaría peor.
Continuará...

Capítulo 18. La novia de Jon.

"Y sin tener culpa de nada te sientes culpable. Sin saber nada y sin que al final pasara. Te sientes como si lo sabías y pasó. Es decir, que te sientes rastrera. Mucho." Gema.

Ver a Jon me hizo darme cuenta de que necesitaba hablar con mis amigas. Llevaba unos días sola y ya era suficiente. Hablaría con Anaís un día para hablar con ella y solucionaría su problema. Ya era de noche y aún recordaba el olor del pelo de Jon. Era como si lo tuviera encima. Me levanté de la cama dispuesta a salir. Mis padres ya se habían acostumbrado a no verme en el apartamento así que era como en casa. Fui a la playa y vi a Estitxu.

-¡Estitxu!
-¡GEMA! ¿Se ha acabado tu arresto domiciliario? -Dijo riéndose mientras corría hacia mí.
-No, es que estaba preocupada por una amiga.
-Ah, bueno. ¡¿Sabes qué?!
-¿Qué?
-Jon tiene novia...
-Ya lo sé. ¿Y?
-¿Sabes quién es? - Me dijo con voz pícara. Pensé en lo que había pasado con Jon antes. Seguro que había ido a romper con su novia. Le habrá dicho a todos que ya salimos y me estará buscando para decírmelo. ¡Pues no!  Todo el rato con chicas distintas. Le iba a decir que no.
-Mira que sepas que es mentira. Fue sin querer. Me caí y vino a ayudarme y bueno surgió pero no hicimos nada. ¡No puede decir que soy su novia!
-Gema. ¡No hablaba de tí!
Sentí que la había cagado. No sabía que decir. ¿De quién hablaba?
-A... -dije sabiendo que me esperaba una larga ronda de preguntas.
-¿¡ Me acabas de decir que casi follas con Jon teniendo los dos pareja?!
-Que no. Que no ha pasado nada.
-Pero casi.
-Pero no ha pasado. Está claro que echo de menos a Alex y por eso...
-No te inventes milongas. -Me dijo sin dejarme acabar. -Te mola y punto.
-¡Que me guste el olor de su pelo no significa que me guste!
Sentí que la había cagado otra vez. Estitxu me miró perpleja.
-¿El olor de su pelo?
-Aún lo respiro...
Y a la tercera fue la vencida.
-¡Tía eso es... Buah!
Estitxu estaba flipando y empezó con sus cosas de amor. Y entonces:
-Tengo que hablar con él. -Dije. Me levanté y me fui sin dejar acabar a Estitxu.
-Pero, que ahora está con su novia y ella es...

Llegué a la caseta de los socorristas. Había estado esa misma mañana. Imaginaba que estaría durmiendo porque no se veían luces. Entré y abrí la puerta de golpe. No se veía nada, pero se oía algo. Fui hacia la cama y vi que estaba con una chica. No habían notado mi presencia. Me fui sigilosamente y cerré la puerta.  ¿Quién era esa chica? Fui hasta la ventana y miré por ella. No se veía nada y entonces, la cuarta cagada del día llegó. Me tropecé y hice un ruido descomunal. Me sentí como un elefante en una chatarrería. Encendieron la luz pero me agaché.
¿Qué debía hacer? Tenía muchas ganas de ver quién era aunque seguramente no la conocería. ¿Merecía la pena? ¡Sí! Miré sin pensarlo por la ventana, me levanté de golpe, para no arrepentirme y ahí los vi... A Jon y... A Irantzu...

Estaba flipada. ¿Qué? ¿Irantzu? Eso explicaría la ilusión de Estitxu. Me alejaba por la playa mirando atrás de vez en cuando. ¿Irantzu? No podía creerlo.

Continuará...

domingo, 28 de julio de 2013

Capítulo 17. Jon.

"Los problemas te hacen cambiar de actitud y cometes estupideces. Estupidez tras estupidez te haces polvo hasta que te das cuenta de que no merece la pena. El problema es que a mí me tuvieron que ayudar a darme cuenta. Y quien me ayudó, comparte conmigo un problema." Gema.

Tenía los problemas encima. Había dejado de quedar con mis nuevas amigas y sólo pensaba en Alex y Anaís. Así que salí a correr, sin agua,  con la música puesta.

Recorrí la playa de lado a lado. Cada vez corría más. La música sonaba a tope. Me torcí el tobillo pero seguí corriendo cada vez pisando más fuerte. Miraba a los lados, todos eran felices. Empecé a llorar. Tenía sed. Me entró flato pero seguí corriendo, la siguiente canción empezó a sonar. Miré a la derecha y vi a Jon. Tropecé y vino a por mí.

-¿Estás bien? Ha sido una mala caída...- me miró la cara - Venga, no llores, no ha sido para tanto.
-No... No lloro por eso.
-Vaya mierda, mira yo hasta las siete no tengo que estar aquí. Te invito a tomar un zumo.
-No sé ...
-¡Qué idiota! Soy Jon.
-Yo... Yo soy Gema.
Se inclinó para besarme la mejilla. Pude fijarme en el olor de su pelo y me dejó totalmente hipnotizada. Entonces, pude ver sus ojos oscuros del mismo color de su pelo. Marrón y miel. Y su sonrisa me inspiraba confianza. Me cogió la mano y dijo:
-Encantado, Gema.
-Igualmente.
Retiré la mano. Jon notó mi tensión al momento, no hablamos hasta que terminé de beber el zumo.  Me levanté y me falló el tobillo. Me cogió en brazos y me dijo:
-Tranquila, soy socorrista. Te llevo hasta donde está mi compañero y ahí te pongo algo, ¿vale?
-Vale. -Dije. Rodeé su cuello con mis brazos. Todas tenían razón. Pero no sabían algo que yo sí. Y es que es genial tanto por fuera como por dentro. Se fijan en el físico y se pierden todo lo bueno que pueda tener en su interior. Llegué, bueno llegamos, y su amigo estaba con un grupo de chicas, nos vio llegar y vino:
-¡Jon! ¿Otra más? ¡Qué bien te lo montas eh?
Me bajé rápidamente de sus brazos y dije toda roja:
-Tengo novio.
Y para mi sorpresa Jon dijo riendo:
-Y yo también, jaja.
-Es verdad, desde hace unos días, ¿no?
Me quedé sorprendida. Había quedado bastante mal. Entonces su amigo me dijo:
-Bueno, veo que tú no eres de aquí, ¿no?
-No.  No lo soy.
-Bueno pues soy Unai.
-Gema.
Se inclinó para darme dos besos y me fui con Jon a que me curara. Mientras me ponía la venda empezó a reír.
-¿De qué te ríes?
-Nada. Cosas mías...
-Sí hombre, ¿de qué te ríes?
-Pues de cuando has dicho que tienes novio.
-¿Tan gracioso es?
-Sí, jaja.
- Pues no le veo la gracia.
-Pues yo sí. ¡Jajaja!
-¡Estamos hablando!
-Perdona, es que ha sido muy bueno.
-Aa...
-Venga, no te enfades.
-No, si no me enfado.
-Vale. Y dime, ¿quién es tu novio?
-Pues no le conoces porque es de mi ciudad. Se llama Alex.
-¿Y está aquí?
-No. ¿Por?
-Buah, eso no es bueno.
-¿Por qué?
-Seguro que está con otra.
-¡No! No sería tan tonto de volver a perderme.
-¡¿Tiene antecedentes?! Pues no lo dudes.
-Permíteme no dudar.
-Haz lo que quieras pero una chica como tú no debería andar sola por aquí.
-Ni un chico como tú tendría que ser socorrista.
-¿Qué pasa? ¿Te gusto?
-¡No! Está claro que es al revés.
-¿Qué? ¿¡Tú a mí?! No.
Nos quedamos mirándonos y él se abalanzó sobre mí para besarme. Y le dije:
-Para el carro guaperas. ¿Quién te dice que quiero?
-Tus ojos.
Le miré y le dije:
-Pues mis ojos no mienten nunca.
Y le besé. Pero entonces, cuando íbamos a desnudarnos se levantó y me dijo:
-Lo siento, tengo novia.
Y se fue. Levanté la cabeza y grité:
-¡Yo también tengo novio!
Y me dejé caer en la camilla.
Continuará...

Capítulo 16. Reflexión. Segunda parte.

"Los problemas se van presentando, se pueden solucionar todos, es cuestión de organización." Gema.

Todavía en el baño pensaba en mi conversación con el misterioso Ángel. Alex no sería tan mala gente, después de lo que me había dado la lata para que volvieramos juntos de tener otra novia. Aunque, a juzgar por sus juergas de ahora es como... Como si yo le quitara la libertad, y no sólo a él sino también a mis mejores amigas. ¿Quién me iba a decir que un desconocido haría por mí más que la gente con la que llevo toda la vida? ¿Y que dos chicas se convertirían en mis íntimas con sólo vernos un par de veces? ¿Quién me iba a decir que despertaría de esta vida tan falsa en estas vacaciones? Nadie.

-¡Toc, toc! ¿Se puede?- Pude escuchar a Estitxu detrás de la puerta.
-No,  estoy haciendo, ya sabes, lo que se hace en un baño.
-Uy, uy... Voy a pensar mal...
-¡No es eso!
-No sé, no sé...
-¡Estitxu! ¡Deja a Gema mear en paz! - Escuché gritar a Irantzu. Las tres nos reímos y al fin salí. Estaba tan mal... Pero desde luego ellas me hacían reír. A ver, no,  no tenía novia... ¿O sí? No, imposible. Lo único es que anda con otra gente... Y entonces, en medio de mi pensamiento, sonó el móvil, era Anaís:
-¡Hola, hola!
-¿Qué tal?
-Pues... Verás...
-¿Anaís? ¿Qué te ocurre?
-Es que...
-¿Anaís? ¡¿Anaís?!
-Gema, perdona no debería haberte llamado, perdóname.
-Anaís, ¿estás llorando?
-Adiós, perdón.
-¿¡Anaís!?
Se cortó.

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Estuve todo el día pensando en la llamada que me había hecho Anaís. Le había llamado muchas veces. No me lo cogió ni una vez.  ¿Qué podía hacer?  No llevaba ni una semana ahí y todo se complicaba... Pensé en lp que me había dicho Ángel, Anaís ya no iba con el grupo de Alex. ¿Podía tener algo que ver?  No lo sabía, pero sobre todo sabía que no era nada bueno y que conociendo a Anaís, ni diría nada hasta que pudiera verme...  Iba a pasar un maldito calvario hasta que yo volviera, y quedaba casi un mes. La distancia me estaba matando. Sabía que algo raro pasaba en la ciudad y que Alex y Dana tenían algo que ver. Y por supuesto, que le había pasado algo a Anaís y no iba a dejar que sufriera. Sólo tenía que pasar de la mierda de si Alex tenía novia y empezar a pensar en lo importante.
Continuará...

(Disculpad que esté en negrita, ni idea de por qué.)

domingo, 21 de julio de 2013

Capitulo 15. Reflexión. Primera parte.

He decidido quitar los resúmenes del principio, ¡no quiero dar pistas!

"El amor... El amor es cuestión de química, tan sólo es eso. El amor a primera vista no existe, en ese caso, estaríamos hablando de física y eso, es atracción. " Gema.

-¡Míralo!  Es... ¡Es genial! -Estitxu.
-Y decís que se llama Jon... -Gema.
-¡Sii! ¿No es genial? -Irantzu.
-Sí, jaja. Pero... ¿No decías que todas están locas por él? -Gema.
-Mi hermana no reconoce que está colada. - Dijo Estitxu riendo.
-¡Eso no es mentira! -Dijo Irantzu.
-¡JJAJA! Entonces es verdad. -Gema.
-Sí. La verdad es que es genial. -Irantzu.
-No está mal... -Gema.
-¿¡Qué dices?! -Estitxu.
-Pues que no está mal.-Gema.
-Gema, ¡es perfecto! -Irantzu.
-Bueno, pues por muy perfecto que sea tengo novio.-Gema.
-Que tengas novio no significa que no te pueda... Vamos ha dejarlo en hacer tilín. -Irantzu.
-Pero... Él no estará haciendo eso...-dije muy confusa.
-Uyy eso no lo sabes.-Estitxu.

Me fui al baño. Me encontraba muy mal. ¿Y si Alex entre tanta peña tenía otra novia? No podía ser. Me senté en el váter lleno de arena y empecé a pensar. Entonces, mi móvil sonó. Estaba dentro de mi bolsa. Lo cogí y ví que tenía un whats app. "¿De quién puede ser? " pensé. ¡Era Ángel! Pero no tenía buenas noticias, Ángel era como mi espía. Y así fue la conversación:
-Hola Gema.
-¡Hola!
-Tengo malas noticias.
-A ver...
-Ahora mismo, Alex y Dana están con Alberto y sus amigos en la piscina privada de Dani.
-¿Y?
-Pues que se están bañando desnudos...
-¿¡Qué!?
-Lo que oyes.
-No puede ser...
-Que sí.
-¿Todo chicos y Dana? ¡No puede ser!
-Pues es lo que está pasando. Anaís no está, hace unos días que no va con ellos.
-Vale.  Pues gracias por todo eh.
-De nada.
-Adiós.
-Adiós.

Vale Alex no tiene otra novia, pero tiene una pandi bastante rara...
Continuará...

Me voy de vacaciones, así que tardaré en publicar. ¡Felices vacaciones!

lunes, 15 de julio de 2013

Capítulo 14. ¿Y si nos vamos a la playa?

Gema siente que por fin, se siente feliz. Se ha dado cuenta de que no merece la pena estar mal. Ahora ha encontrado personas maravillosas que le caen genial...Pero...¡¿quién es ese?!

"Al fin entretenimiento. ¿Qué esperar de una playa desierta? Bueno, desierta excepto a las siete de la tarde, cuando sale Jon, es el socorrista más joven de la playa...y es...¿de mi edad? ¡Vaya, esto hay que investigarlo!" Gema.

¡Qué bonito es despertarse sin ruido! Sin agobios, sin problemas... Mis padres se habían ido a tomar no sé qué... En fin que podía quedar con Estitxu e Irantzu. ¡Genial! Es básicamente lo que habría hecho en casa. Llamé a mis nuevas amigas, me había unido mucho a ellas gracias a las charlas que tuvimos. Quedamos en una plaza muy bonita que había al lado de su casa. Así que, allí fui.
-¡Chicas!
-¡Hola!-dijeron a coro.
-¿Qué tal?
-Pues muy bien. - Estitxu
-Si, genial. ¿Tú?-Irantzu
-Pues muy bien.
-¿Os parece bien ir a desayunar al chiringuito de la playa?-Estitxu
-A mí me parece guay. - Irantzu.
-Bueno, yo tampoco he desayunado así que...-dije aunque no tenía hambre.

Fuimos al chiringuito y desayunamos. Yo aún estaba cansada. Cosa que no entendí, porque me había despertado sola. Sin ninguna molestia. Mis amigas se dieron cuenta, así que me cogieron de los brazos, me sacaron del pequeño local arrastras y me soltaron en el mar. Me desperté de golpe y empecé a chapotear como una enana mientras ella se reían. Estaba en la orilla.
-¿Pero qué...?-dije.
Me di cuenta de que el agua me cubría hasta las rodillas. Paré y me levanté. Estitxy e Irantzu no paraban de reír. ¿Qué hice? ¡Les salpiqué! De repente, dejaron de reír, pusieron cara de furia y entonces...¡Volvieron las carcajadas! Se lanzaron sobre mí y me salpicaron entre las dos.
-¡Eso no vale! ¡Dos contra una! - dije entre aguadillas.
-Vale...¡pues todas contra todas!-dijo Estitxu hundiendo la cabeza de su hermana.
Estuvimos así un buen rato. Salimos a la toalla y mientras tomábamos el sol sonó el móvil.
-¿Sí?-dije.
-Hola, Gema. Soy mamá. ¿Dónde estás?
-En la playa, con unas amigas.
-¿A estas horas?
-Sí. ¿Pasa algo?
-No. Verás, papá y yo hemos visto un restaurante muy chulo cuando hemos ido a tomarnos un café y queríamos ir allí a comer.
No contesté. Estitxu me preguntó qué me ocurría y enseguida pusieron una solución. Así que contesté.
-Mamá. Es que, Estitxu e Irantzu me han invitado a comer con ellas.
-A bueno, pues pásatelo bien.
Colgué el teléfono. ¡Genial! Fuimos a comer y lo pasamos muy bien. El problema surgió por la tarde, que ya  no sabíamos qué hacer. Aburridas, fuimos a la plaza, hacía tanto calor que la fuente era una bendición. Y así, se hicieron las cinco, las seis...Y las siete...
-Qué aburrimiento. -dije.
-Ya te digo. - dijo Estitxu.
-¿Qué podemos hacer?-pregunté.
-Pues...-dijo Irantzu.
-¿Qué hora es?-pregunté de nuevo.
-Son las...¡SON LAS SIETE!-gritó Estitxu.
Sin obtener explicación, me cogieron acada una de un brazo y me llevaron a la playa.
-¿Me vais a explicar qué pasa a las siete aquí? - dije.
-Sí...-dijo Estitxu suspirando.
-Resulta que es el cambio de turno de los socorristas.
-¿Y bien?-dije sin comprenderlo.
-Pues que ese chico, se llama Jon. Es socorrista aquí desde el años pasado. Todas están locas por él, por esto esta playa se llena a las siete. - dijo Irantzu.
-¿Dónde está?-pregunté.
-Ahí...-dijo Estitxu embobada mientras lo señalaba.
Lo vi, era realmente guapo...Y...¡ERA GENIAL!
Las tres nos tumbamos bien cerquita y nada...a contemplar...

Continuará...


miércoles, 10 de julio de 2013

Capítulo 13. ¿Qué es un "siempre"?

Gema se despide del resto de amigosy se queda sola con Estitxu e Irantzu. Pasan un buen rato hablando, ¿qué influencia causarán en Gema? Está muy perdida, ¿se acabarán sus problemas?

"Una pesadilla derrumbó mi vaso medio lleno. Otra vez la misma historia, esta vez, algo había cambiado. Esta vez, no se fijaban en mí, no me agobiaban... Era como si no estuviera, como si no me conocieran o no fuésemos amigos. A veces, necesitas a alguien cercano para que coja tu vaso y lo ponga de pie para volver a llenarlo. A medio llenarlo. Y aveces pienso, que sin esa persona, mi vaso, seguiría vacío."Gema.

Me desperté agitada, recordaba mi pesadilla a la perfección. Estaba en la playa cuando de repente, todo cambió. La playa, se convirtió en parque y se hizo de noche. La misma pesadilla se repetía. Estaba dispuesta a afrontarla una vez más pero eso no ocurrió. ¿Cómo era posible? Ni si quiera me miraban, no me hablaban, no sabían que estaba allí... Era tan extraño... No entendí nada, se supone que todo había cambiado, que yo volvería y hablaría con ellos para que me dijeran lo que pensaban y así perdonarnos... Si esa era mi intención, ¿por qué este sueño? Debería ser al revés, ellos, me ofrecerían beber algo y estaríamos tan contentos... a no ser que... A no ser que sea una premonición, un aviso. ¿Y si sale mal? Me quedaría sin amigos... Tragué saliva, ¿premoniciones? ¡Venga ya! Me tumbé en el suelo fresquito del salón y me quedé mirando al techo. Entonces, me di cuenta, ¿y si yo tenía miedo de que saliera mal? ¿Y si la pesadilla la he creado yo con mis preocupaciones? Estaba segurísima de que era por eso, no obstante no debía descartar las premoniciones. ¿¡Qué digo!? ¡Descartadas! Entonces sonó mi móvil. No era Whats App, era una llamada. Se me hizo raro, escuchar la canción "Devuélveme a mi chica" de "Despistaos" me recordó al primer día que tuve el móvil. Casi nunca me llamaron, así que se me hizo raro, muy raro. Era Estitxu,quería que fuera a la playa a despedirme de los chicos y chicas que se iban. Todos eran muy simpáticos, pero las hermanas y yo habíamos conectado mejor.

Llegué a la playa lo más rápido posible y me estaban esperando. Me renegaron cariñosamnete y después nos empezamos a despedir. Nos dimos el número y le pusimos nombre al grupo de Whats App. Nos costó decidirnos por uno chulo, al final elegimos "Vólei-playa Guys". Muy poco original, pero... Se fueron y Estitxu se tumbó en la arena y empezó a hablar:
-Bueno. Pues estamos solas.
-Sí. - dijimos Irantzu y yo en un suspiro.
-¿Qué podemos hacer? - Estitxu.
-No sé... Todo da igual. - dije.
-¡Gema! ¿Qué te pasa? - dijo Estitxu saltando y poniéndose de pie. Muy raro, por cierto.
-Gema, cuéntanos lo que sea. - Irantzu.
-Pues que... ¿os acordáis de mi vaso medio lleno?-dije.
-Sí. - respondieron.
-Pues me lo han tirado y se ha vaciado. - dije
-¿Y bien?  -preguntó Estitxu sin cogerlo.
-Pues que por culpa de una pesadilla que se repite y que tiene que ver con mis amigos de la ciudad mi vaso se ha derrumbado...-dije.
-Pues... te recomiendo que lo pongas de pie, y lo llenes. - Irantzu.
-Ese es el problema. Yo no puedo, no soy capaz. Tiene que ser otra persona. Alguien firme que lo sujete cuando la pesadilla vuelva para tirarlo de nuevo. ¿Me seguis?-dije
-Sí. - Irantzu.
-Ssssno...-Esitxu.
-Pues que está mal por culpa de una pesadilla y que necesita que nosotras la animemos y le ayudemos a olvidar la pesadilla. - Irantzu.
-¡AHH! - Gritó Estitxu.

Nos tumbamos en la arena. Esto de la filosofía es cansado. Pero aún no había acabado. Porque yo dije:
-Y yo que pensaba que iba a ser para siempre...
-¿Para siempre? Eso no existe. - dijo Estitxu.
-¿Por qué no? - dije.
-Porque no. Porque no hay nada tan duradero, no existe.-Estitxu.
-Tienes razón...-dije-Pero hemos dicho "para siempre" tantas veces, a tantas cosas...
-Pero Gema, ¿qué es un "siempre"? ¿No te lo preguntas? - Irantzu.
-No lo sé... Pues hasta ahora no lo había pensado.-dije confusa.
-Si te das cuenta, siempre, es mucho tiempo. ¿De qué siempre hablamos? ¿Del nuestro? A nuestra muerte todo acaba para nosotros pero... no para otros...-Irantzu.
Me hizo pensar tanto...¡Qué razón tenía! Decir que algo es para siempre no es decir eterno. Es una cifra tan inexacta... Para siempre... ¿Qué es un "siempre"? Seguramente me había quedado claro que no había respuesta para esa pregunta. Me habían levantado el vaso. Y lo habían llenado, pero si te quedas mirando fíjamente el vaso, te das cuenta de que no está por la mitad, sino un poco más lleno. Si debíamos perder la amistad entre Alex, Anaís y Dana, así sería. Y si no, seríamos felices juntos. No hay que anticiparse. Cada hecho tiene su lugar y su hora. Si lo que teníamos no era para "siempre", al menos, sería hasta el momento.

Continuará...
Be free.