lunes, 8 de julio de 2013

Capítulo 11. Y es que las pesadillas siempre quedan.

Gema, se marcha de vacaciones, durante el viaje se aburre mucho aunque al final pasa algo que hará que Gema lo pase fatal. A parte, como notaréis al comienzo, he cambiado de tercera persona a primera. Espero que no os moleste. Si no os gusta, ponedme un comentario y el siguiente lo haré como hasta ahora. Por otra parte, también me gustaría saber si os gusta más. Disfrutad del capítulo.

"Una vez, escuché que cada experiencia te deja secuelas. En una enfermedad, en un trauma... Todo lo que vivimos queda. Se queda para siempre. Una vez, escuché que las alergias eran provocadas por los sentimientos, que cuando te está pasando algo horrible, por lo que sea, esa cosa que estás tocando, respirando o lo que sea, te da alergia. Es extraño, pero eso escuché. Lo que no escuché jamás, es que las pesadillas siempre quedan, y lo he podido comprobar hoy mismo."     Gema.

Mis maletas estaban listas del día anterior. Mucho mejor, así podía irme todavía adormilada. El coche estaba  listo y cargado con las maletas, llegaba el momento de dejar la casa. Nuestra preciosa casa de Zaragoza... Subí al coche y puse música, siempre me ha gustado Auryn, desde que los escuché por primera vez me hice fan. Tenía los dos discos y todas las canciones en el movil. Mientras sonaba "I don´t think so", me alejaba de mi casa con el coche, llegué al puente y dejé de ver mi casa, me iba a dar la vuelta cuando vi algo escrito en él. Alex estaba encima del puente con Anaís y Dana. En el puente ponía: Tú y yo a tres metros sobre el cielo. ¿Nos perdonas? No podía creerlo, eso era de mi película favorita, Tres metros sobre el cielo.
Bajé la ventanilla, saqué la cabeza y grité: ¡¡SÍ!!

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Tras horas de viaje escuchando a Auryn una y otra vez llegué a un pueblo. Comí ahí con mis padres, no tenía ni idea de cómo se llamaba el pueblo pero me daba igual. Me monté otra vez en el coche y seguimos nuestro camino. Me puse los auriculares otra vez y escuché de nuevo "I don think so". Me harté, paré la lista de Auryn, ¿qué podía escuchar? Tenía canciones sueltas que casi no escuchaba. Sonó "Scream & Shout", seguro que sabéis de quién es. Mi música se acababa y me aburría, no había nadie en Whats App. Ni en tuenti, ni en ninguna red social. Todos estaban quedando con sus amigos y ella ahí sola, en el coche. Si al menos tuviera una hermana o hermano... Miré por la ventanilla, recordaba con exactitud el momento de euforia frente al puente que me había costado una bronca. Entonces, mi madre rompió mi limbo imaginario de ese momento mágico quitándome los auriculares y diciéndome: ¿Ves eso? Pues es Vizcaya.

Llegamos al hostal, era sin duda muy cutre, tampoco pensaba pasar mucho tiempo en él. Entré en la que sería mi habitación. Era muy simple, una cama individual con la manta verde, paredes verdes, mesillas de madera a los lados con jarrones verdes también, un armario del estilo de las mesillas con pomos verdes... Me fijé en las cortinas, eran verdes y por supuesto, la alfombra también lo era. Dejé la maleta encima de la cama y salí de la habitación, cerré la puerta y vi el pomo: era verde.

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Me senté en el sofá, tenía un Whats App. ¡Por fin alguien pensaba en mi! Era de un número desconocido y ponía: No sabes lo que están haciendo tus amigos.
-Ni tú, ¿quién eres? -respondí.
-Estoy con ellos, pasan de tí, están haciendo una fiesta.
-¿Qué dices? No. ¿Quién eres?
-Sí, lo estoy viendo con mis ojos.
-Mentira, ¿quién eres?
-Están en vuestro parque, en el que quedáis siempre.
-¿¡Quién eres!?
-Míra esta foto.
Me mandó una foto de Alex bailando con Anaís y Dana tumbada en el suelo con todos nuestros amigos. Pero, ¡si solo quedábamos juntas! El resto de amigos son casi inexistentes...
-Vaya...-escribí.
-¿Decepcionada?
-No, sola.
-¿Por?
-Se suponía que casi no conocíamos a esa gente, pero ya veo que ellos quedan con todos a mis espaldas.
-¿No crees que es bueno quedar con todos?
-Eso es lo más gracioso. A mi me parece genial, pero ellos eran los que decían que así lo pasábamos genial.
-Bueno, pues ahora te están utilizando...
-Estoy sola, no tengo a nadie. ¡Dime quién eres!
-No puedo.
-¿Por qué? Seamos amigos, ¡no tengo a nadie!
-Solo te diré mi nombre, pero no quiero que quedemos ni nada.
-Vale, vale.
-Me llamo Ángel.
-Yo soy...
-Gema, ya lo sé.
-Jajaja.
-Bueno, me tengo que ir.
-Adiós y gracias.
-Un placer hacerte ver la verdad.
La foto en el chat se grabó en mi cabeza. Me tumbé y me sentí fatal, ¿qué estaba pasando? ¿Qué clase de mala broma era? Desde luego, me tenían engañada. Me dormí. Tuve una pesadilla horrible, Alez y Anaís bailaban y se reían en mi cara, entonces se empezaron a besar. Entonces, Dana y los demás se levantaron y empezaron a reírse. Yo caí al suelo y todos me empezaron a agobiar, sudaba y sudaba y no me dejaban en paz. Entonces, desperté en el suelo, me había caído del sofá. Mi madre vino, acababa de sacar la ropa de las maletas, mi padre se había ido a buscar un mapa. Mi madre me puso el termómetro, decía que estaba ardiendo. Tenía fiebre.

Mi madre me obligó a dormir, a descansar, pero siempre tenía esa pesadilla. Me despertaba con el corazón acelerado y más fiebre aún. Y es que, las pesadillas siempre quedan.
Continuará...

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