sábado, 25 de enero de 2014

Capítulo 33. Seis días. Tercera parte.

"La luz de la luna se reflejaba en su cara, mientras, su mirada profunda invadía mis pupilas mientras me acariciaba el hombro." Gema.

No había manera de encontrar el conjunto perfecto. La chicas también estaban nerviosas. Era una cita muy importante porque no paraba de repetirme que en seis días todo acabaría. Y tenía razón. Era muy importante. Al final me decidí por un conjunto que me gustaba llevar cuando salía. Era una diadema roja, unas gafas de sol rojas también, una camiseta blanca con un dibujo negro con el hombro caído, unos shorts vaqueros, un cinturón rojo, unas cuñas negras y un bolso moca.

-Vale, creo que ya está perfecto.
-Te queda muy bien. - dijo Estitxu.
-Sí, la verdad es que mola mucho. - dijo Irantzu.
-Pues nada, voy ha llamar a Jon a ver si...

No había terminado de hablar cuando sonó el móvil. Era Jon.

-¿Sí?
-Gema, ¿dónde estás? Llevo esperando media hora.
-¿¡Media hora!? - dije mirando el reloj con una posesa.
-Sí.
-Lo siento, de verdad. Perdona. Es que... Estaba con las chicas. - Estitxu e Irantzu me miraron con una cara... Me empezaban a decir que colgara con señas porque querían hablar conmigo. Mientras yo me iba yendo y al final salí de la casa y colgué. Bajé las escaleras corriendo y a poco me caigo por las cuñas. Al llegar abajo saqué el móvil y puse en el grupo con Estitxu e Irantzu "Lo siento". Guardé el móvil y llamé a Alex, me dijo que fuera a la playa. Y allí fui.

-¡Hola! - dije mientras me quitaba las cuñas para entrar en la playa.
-Hola, Gema.
-Siento haberte echo esperar...
-No pasa nada.
-Es que he tenido problemas con el vestuario... Jajaja.
-Pues vas perfecta.
-Gracias.
-Aunque claro, tú siempre vas perfecta.
-Gracias. - dije mordiéndome el labio inferior esta vez.

Estábamos sentados en la playa, sobre una toalla mirando el mar. No sabía qué decirle, y creo que él tampoco sabía qué decirme. Contemplamos las olas durante un rato y entonces, los dos nos giramos a la vez y dijimos "¿Sabes?".
-No, tú primero. - dije riéndome.
-No, por favor. Las damas primero.
-Vale. ¿Sabes? Lo que más voy ha echar de menos cuando me vaya, será el mar.
-¿El mar? Yo tengo claro que te voy ha echar de menos a ti.
-Y yo. Pero... El mar. Lo voy a añorar mucho.
-¿Y eso?
-Pues es que, jamás había respirado la brisa marina durante tanto tiempo. Nunca había estado en una playa tan tranquila, menos a las siete, - Jon se rió. Sabía de qué hablaba. - nunca había pasado tanto tiempo de vacaciones en la playa. Y además, cada vez que veo el mar, me acuerdo de ti.
-¿Ah sí?
-Sí. Porque te conocí gracias a él. Lo hemos pasado genial en él. Y ahora, estamos otra vez delante de él.
-Tú te acordarás de mí cuando te vayas de vacaciones a la playa, yo te recordaré siempre.
-Jon... Sabes que me gustaría cambiar las cosas pero no puedo. Además, vamos a pasarlo bien que no quiero recordar este verano como "la trágica historia del amor imposible". Que a fin de cuentas está siendo posible aunque me sienta fatal, de vez en cuando.
-Gema, si le quieres, te sentirás bien cuando todo acabe. Pero por favor, ahora que estás conmigo, quiéreme a mí.

Sus palabras me hicieron sumirme en mis pensamientos. No podía dejar de pensar. Incluso me daba por recordar frases de las clases de filosofía. Pero mientras tanto, su mirada se colaba por cada rincón de mi alma a través de mis ojos. Él, se iba inclinando sobre mí, y yo, me iba alejando hasta que con la mano toqué el borde de la toalla y un poco de arena. No podía dejar de mirarle y solo pude pronunciar una palabra "Bésame". Entonces, me besó con energía. Puse las dos manos apoyadas en la arena y me quedé mirando hacia arriba. Aunque todo lo que veía era la cara de Jon, muy muy cerca. Cerré los ojos y me limité a disfrutar del beso. Entonces, vino a mi memoria aquel sueño que había tenido con Jon. Era exactamente igual, la misma energía, las mismas caricias... Dana lo habría llamado "premonición". Pero al acordarme de Dana, pensé en Anaís y en Alex... Entonces, separé a Alex de mí con una mano y separé mis labios de los suyos. Me miró preocupado y yo simplemente le dije "No tan rápido". Él se limitó a reincorporarse y yo hice lo mismo.

Guardé la diadema, las gafas y las cuñas en el bolso. Afortunadamente cabían. Cuando dejé el bolso vi que Jon me estaba mirando una sonrisa tan dulce... Que quería comérmelo a besos. Me recogí el pelo por detrás de la oreja y al apoyar de nuevo el brazo, el hombro de mi camiseta se bajó. Miré a Jon con cara de "¿Qué estamos haciendo?" y él me respondió con una cara de "Ni idea". Entonces, sopló una ráfaga de aire que nos llenó la ropa de arena. "¡Mierda!" grité yo. Nos levantamos y empezamos a sacudir la ropa. Entonces, paramos, nos miramos, nos reímos y seguimos sacudiendo nuestras camisetas.
-Yo casi que me la voy a quitar. - dijo Jon. - Puedes mirar, si quieres. - dijo riéndose. No pude evitar reirme con él. - ¿Por qué no te la quitas tú? - me dijo. Me quedé sorprendida, así que me hice la tonta y le dije - Es que no llevo el bikini. - Obviamente no llevaba el bikini, era una cita por la noche y la verdad era que no estaba en el plan bañarnos de noche. Pensé que no colaría, pero coló.
-Bueno, pues quédate así, hecha un Cristo.
-Jajaja. Tranquilo, sobreviviré.
-¿Segura? - dijo con ironía.
-Sí, creo que podré soportarlo. - dije también con ironía. Nos reímos y entonces él me besó. Me pilló despistada y esta vez no pude resistirme. ¿Acaso no había soñado con ese momento? Literalmente.

Puse mis brazos por detrás de su cuello mientras él me sujetaba de la cintura. Arrastré la mano izquierda hasta su pecho y la derecha hasta su hombro. Él en cambio,  subió las manos y lentamente, me quitó la camiseta. Entonces, lo solté y bajé las manos hasta mi pantalón. Desabroché el botón y la cremallera. Sentí como mi corazón palpitaba tan fuerte como cuando choca una bala de cañón, y estábamos tan juntos, que pude sentir el suyo. Apoyó su frente con la mía, bajó las manos y empujó mis shorts para que cayeran del todo al suelo. Me libré de ellos con un ligero movimiento de pies y él me cogió de la cintura muy fuerte. Lentamente, me fue dejando sobre la toalla y él encima mío. Entonces, me besó y cerré los ojos. Sentí como algo, probablemente sus manos, me quitaban la ropa interior. Dejó de besarme y abrí los ojos. En esos segundos, se había quitado su ropa interior. Me besó y volví a cerrar los ojos. Dejó de besarme y acercó sus labios a mi oreja. Susurró "¿Lista?". Y yo dije "Sí".

Noté como todo comenzaba. Sentí dolor y placer al mismo tiempo. No sabía como reaccionar, en parte ya pensaba que eso iba a pasar, pero en parte esperaba que no. ¿Pero qué era lo que realmente quería? No podía relajarme. Era imposible. Nuestros pies se rozaban sobre la arena y noté que me gustaba esa sensación. No dejaba de pensar. "Gema, ¿no puedes desconectar por una noche?", me preguntaba a mí misma. La situación empezaba a ser incómoda. Jon notó que estaba tensa. No quería fastidiarlo. Era nuestra noche. Así que rodeé su cuello con los brazos y lo acerqué hacia mí para besarlo. Entonces, por mi cabeza pasaron unas palabras que terminaron con la tensión "Gema, ¡da igual!". Me relajé y me dejé llevar. No pude disfrutar hasta que desconecté del todo. Y fue lo que siempre había querido. Lancé una última mirada a la luna y cerré los ojos.

Me desperté en la playa desnuda con Jon abrazándome. Todavía era de noche. Me vestí y me tumbé otra vez sobre la toalla con Jon. Cogí otra toalla y nos tapé a los dos. ¿Y si venía gente? Mejor que no vieran nada que no debían... Me giré hacia Jon y lo miré fijamente. Lo quería tanto... Busqué el reloj en el bolso. En tres minutos, sería un nuevo día y eso significaría que nos separaríamos en cinco días. Dejé las penas a parte. Lo miré y sonreí. Incluso llegué a reírme con una pequeña carcajada. Había pasado. Cerré los ojos y apenas había dejado de reírme ya me había dormido de nuevo.

Continuará...






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