lunes, 24 de febrero de 2014

Capítulo 34. Cinco días.

"No debería importarte que no te diga te quiero a todas horas, deberías saber de todas formas que te quiero. La duda ofende".  Gema.

Me desperté. No podía esperar ni un segundo más. No era extremadamente tarde pero no era pronto y era posible que alguien nos viera juntos o que sospechara. Cogí mis cosas y me fui. Llegué a mi casa y... mierda. mierda, mierda. Irantzu, Estitxu y el equipo de volei estaban justo en frente de la puerta del apartamento (al que ahora veo como una segunda casa, por cierto). Intenté no llamar mucho la atención e irme pero, la voz chillona de Estitxu estropeó mi plan.
-¡Geeemaaa!

Mierda, nunca chillaba tanto. A no ser...

-¡Hola! -dije girándome a ella con una gran y flamante sonrisa falsa.
-¿Qué tal?
-Pues, bien. ¿Tú? - los demás me miraron extraños - ¿Vosotros?
-¡Bien! - respondieron todos a coro.

Era una situación demasiado extraña. ¿Por qué me miraban tanto? ¡Era imposible que lo supieran! Miraban mi ropa, mi pelo... Y después de darme un repaso cuchicheaban. Irantzu y Estitxu me miraban con una gran sonrisa y los demás igual, aunque juraría que era más una <<risa>> que una <<sonrisa>>. Entonces, vi cómo uno de los chicos del equipo de volei enseñaba una foto por WhattsApp. El fuego se apoderó de mis pulmones. Me abrí paso y cogí el móvil del chico. Al ver la foto casi me da un vuelco al corazón. Me tapé la boca con una mano y de repente, dejé de ver por culpa de las lágrimas que fueron apareciendo. Los miré a todos, a penas los conocía pero no esperaba eso de ellos. Y menos de las que sí eran mis amigas. Le devolví el móvil y salí corriendo. Entonces, me vino a la cabeza la imagen que acababa de ver: todo estaba oscuro, el mar estaba casi en conflicto con el cielo estrellado debido a las pequeñas olas y... en el centro de la foto, la silueta negra de dos personas. Una encima de la otra, concretamente. Una llamada Gema, y otra, llamada Jon.

                                      *           *          *

Sentada en la roca más alta. Las alturas eran lo único que conseguían tranquilizarme. Supongo que porque como estuve a punto de morir, ahora les guardo respeto. En esos momentos, tenía ganas de luchar, de volver a las clases de boxeo. Lo había dejado hacía tiempo pero solo unos buenos golpes podían hacerme sentir viva y no muerta. Me calmé. Me tumbé y aunque algunas piedras se me clavaban en la nuca, me sentía libre. Miré al cielo muy concentrada. "Ojalá tuviera alas para poder irme de aquí", pensé. Entonces, sonó el móvil. Abrí el chat de Jon y leí:
-¿Dónde estás?

No, no necesitaba alas. Sólo necesitaba apoyarme en la persona correcta. Respondí.
-En las rocas. Ven, por favor. Te necesito...

Me pareció leer algo más pero justo estaba cerrando el chat y lo único que quería era esperar a que llegara. Guardé el móvil en el bolso y metí también las cuñas. Me levanté y empecé a caminar el borde, las piedras se clavaban en mis pies, pero me hacían sentir viva. Aún no me había parado a pensar en lo que había pasado, pero quería arriesgarme para... ¿calmarme? No suena muy calmante pero lo aseguro, sentirme tan concentrada en no caer me hacía sentir el riesgo y... ¿adrenalina? No sé. Entonces, vi a Jon que venía corriendo. "Mierda", pensé. Venía muy agitado. Creo que pensaba que iba a saltar otra vez. "No, no, mierda. No es lo que piensas", pensaba intentando bajar. Y entonces... resbalé.

Caí al agua muy cerca de las rocas pero por suerte no me di contra ninguna de ellas. Jon se tiró enseguida para "salvarme" y entonces vio que estaba bien.
-Jon, relájate, ¿quieres? Ha sido sin querer.
-Pero, ¿por qué? ¿Qué ha pasado?
-No, no. Te equivocas, ¿vale? No es lo que estás pensando.
-¡Has vuelto a saltar!
-¡Jon! ¡No pasa nada! Ha sido sin querer.
-¿Segura?
-Al cien por cien. Solo quería... evadirme un poco de la realidad...
-Bueno, al fin de al cabo a pasado algo...
-Sí.
-¿Qué es?
-Mmm. - dije mientras me acercaba a la orilla - No sé si debería decirlo... - continuaba alejándome de él.
-Pues... tendré que hacerte hablar. - dijo empezando a correr detrás de mi. Yo también corrí.

Salí del agua y corrí todo lo lejos que pude. Pero Jon corrió mucho más deprisa y me cogió por las piernas. Me levantó y me dio vueltas como si fuera un saco de patatas. Me bajó y me dio una vuelta de tal manera, que me quedé pegada a él. Nuestras frentes estaban a cinco centímetros y notábamos la respiración del otro. Se separó de mi y se sentó en la arena. Me senté a su lado. La sonrisa de mi boca pasó a mejor vida.
-¿Qué ha pasado? - preguntó con mirada firme.
-Jon... Antes quería hablarlo pero... son tus amigos y...
-¿Qué ha pasado? - repitió más tenso. Jamás había visto a Jon así. Al oír eso su rostro cambió por completo. Pensé que él sabía algo.
-¿Qué sabes? - pregunté directamente sin responderle.
-He preguntado primero. - dijo él con autoridad.
Me dio un poco de miedo pero me arriesgué y dije- Quiero saber todo lo que sepas... antes de hablar.
-No quiero dar información que pueda dañarte.
Abrí mucho los ojos y miles de preguntas aparecieron de la nada en mi cabeza.

Cuando pude responder, le dije:
-Nos han hecho una foto.
-¿Una foto? - dijo mirando a su alrededor.
-Sí.
-¿Cuándo? - dijo tenso. Muy tenso.
-Anoche... - dije con la voz entrecortada.
-Ven aquí. - me dijo mientras me abrazaba. Sentí su calor en el abrazo, pero el ambiente era frío. "¿En qué te has metido, Jon?", pensé. No podía dejarlo pasar, necesitaba saberlo. Me aparté de él y le dije directamente - ¿En qué estás metido, Jon?
No me miró.
Siguió a lo suyo.
Las lágrimas empezaron a surgir de nuevo. ¿Acaso no estaba a salvo de las mentiras? Y entonces me di cuenta: la primera mentirosa era yo.

Al fin se dignó a mirarme a los ojos. No parecía el mismo chico socorrista y entusiasta que conocí. Era... un Jon frío. Lo que no tenía claro, era si eso me gustaba o me asustaba. Quizá me asustaba y eso me gustaba. No sé. Trás unos segundos mirándome dijo:
-Todo ha cambiado.
No entendí en absoluto qué significaba eso. Entendí las palabras, obviamente, pero necesitaba una explicación.
-Ellos... - empezó a decir antes de que yo pidiera explicaciones - han conocido a alguien que no deberían haber conocido. Sabes que se fueron unos días algunos del equipo, lo sabías, ¿no?
Asentí.
-Bien, pues han conocido a un chico que no me soporta. Yo antes jugaba al volei pero lo dejé porque... lesioné a un chico. Ese chico es a quien han conocido.
No acababa de entenderlo.
-Yo era bueno, pero aquel día... - dijo mientras se resguardaba entre sus piernas.
-Si no quieres no sigas. - le dije acariciándole el cabello.
-Necesito hacerlo. - dijo incorporándose de nuevo.
-Adelante.
-Ese día le di en la cara. Cayó en el suelo. Sin más. La pelota le dio en la cara con toda mi fuerza por delante y... se lo llevaron al hospital. Lo grabe no era la sangre que no dejaba de salir de su nariz, sino el golpe que se dio en la cabeza contra el suelo. En la cabeza y en toda la columna vertebral.
-Dios mío... - dije sin querer. Se me escapó. Lo último que Jon necesitaba era que lo viera como un monstruo.                       Mierda.
-Se lo llevaron y se curó. Estuvo a unos centímetros, o quizá a un poco de fuerza de quedarse tonto o algo. No sé. Quizá debería haberme pasado a mi. La gente que jugaba contra nosotros nos miraba mal. Siempre. Al principio pensaba que era porque solíamos ganar pero... después de aquello, pensé que era porque tenían miedo de que "mi fuerza" les hiciera daño. No podía seguir jugando. Al chico le dieron un título, la verdad es que se lo merecía pero... cuando fui a disculparme, me dijo que me destrozaría. Pero pensé que no era posible: ya lo había dejado.

Lloró. Lloró durante unos minutos y después continuó.
-Yo lo apoyaba. Siempre lo animaba y tal. Me sentía demasiado mal y no tomé sus palabras en serio. Lo veía como una víctima pero él se las arregló para que la gente pensara lo mismo que él sobre mí. Me metí a socorrista por ayudar a la gente, principalmente. Más tarde, intenté habar con este chico pero él seguí con su entusiasmo de arruinarme la vida y lo mandé todo a la mierda. Estaba bien, podría haberle pasado algo malo pero la peor parte me la llevé yo. La psicológica. - dijo señalando a su cabeza.- Tantos días pasándolo mal, tantas noches en vela... Y no había manera de que dejara de mirarme como si fuera un asesino. Así, que me tatué la palabra "casi".
Abrí los ojos. ¿Enserio? No podía creerlo pero tampoco le iba a pedir que me lo enseñara. Siguió.
-Cada vez que viene me recuerda todo y vuelta a empezar.
Entonces, se echó el pelo hacía atrás y le vi la muñeca. Agarré su brazo y leí la pequeña palabra. "Casi".
-Me la tatué para recordarme siempre que no llegué ha hacerle daño. Que la víctima no es él.
-Joder. -dije. No tenía ni idea.
-Te entiendo, yo también fliparía. El caso es que vi en Twitter que el chico este había hecho unas semanas de volei para grupos y el equipo de aquí fue. Así que lo peor que podía pasar era que se conocieran. Y zasca.
-Te entiendo.
-No lo creo.
Le miré fijamente a los ojos y repetí mis palabras.
-Te entiendo.
Me cogió por el cuello y me besó. Después me besó en el cuello. Pero entonces me aparté.
-¿Qué tiene eso que ver con la foto?
-Que seguramente, el que la ha hecho ha sido uno del grupo por culpa del chaval y... bueno. No les guardes rencor.
-Mira, antes pensaba que era por mi. Porque no querían que alguien como yo estuviera... ya sabes, con alguien como tú. - me miró extrañado - Pensaba que era eso. Una tontería. Pero ahora me parece más grave. ¿Sabes? Te quiero.
-Me alegro, porque no lo dices mucho.
-Jon... ¿qué dices?
-Nada.
-Repite eso. . dije con ganas de sacarme el corazón por la garganta con mi propia mano.
-Perdona es que...
-Sí, lo estás pagando conmigo. Ya lo veo.
Me levanté.
No quería que él me viera llorar.
Tarde.
Caí sobre mis rodillas y me hice una bola en la arena. No podía dejar de llorar.
-Perdóname. Lo siento. De verdad.
-Vete.
-Pero... Gema, lo siento. Es que...
-¡Vete! - dije aún echa una bola. No quería que se fuera, no sabía qué quería.
-No pienso irme. Eres la única persona que me ha escuchado... La única que lo sabe.
Me quedé de piedra. ¿No lo sabía nadie? Me incorporé y Jon me quitó la arena de la cara.
Me besó.
Preferí no marear más la situación así que le seguí la corriente y seguimos besándonos.

Al rato fuimos a mi casa, necesitaba cambiarme de ropa. Al final decidí ponerme un conjunto que no solía llevar. Tenía uno parecido y me gustaba más que ese pero bueno, tan solo era para estar por casa.

-Jon, ¿tú que piensas? ¿Que debería no volver ha hablarles o...?
-No tienes que separarte de ellos por mi culpa.
-No es tu culpa. ¿Acaso eras el único que salía en la foto?
-Cierto.
-Pues eso.
Me llegó un WhatsApp. Era un link. La foto estaba publicada en twitter. No se distinguía quiénes eran pero la rabia empezó a arder en mi estómago. Después leí lo que ponía debajo del link. "Lo sentimos, nosotras no hemos sido". Eran Irantzu y Estitxu. Se lo enseñé a Jon. Sonrió y me besó en la cabeza. 
-¿Ves? No tienen nada que ver. Han sido los otros.
-Veo.
Respondí justo antes de besarle y tumbarme en el sofá.

Continuará...

No hay comentarios:

Publicar un comentario