viernes, 23 de mayo de 2014

Capítulo 3 (46). ¿Cómo puedo conseguir tu corazón?

Era un día espantoso. Tal vez mi actitud no era la mejor, pero la lluvia no ayudaba en absoluto. Mirando a través de la ventana podía pensar. Y pensar en un mal día... no era bueno. Una cosa me llevaba a otra y acababa estresada. Jon no me llamaba, ¿por qué? Todavía quedaba mucho hasta que pudiera volver a Vizcaya. Y Alex tenía un secreto. Un secreto tan fuerte que le había hecho discutir con su hermano... y ocultárnoslo... Me dolía la cabeza.

Me tiré sobre la cama y encendí el móvil. El día mejoraba por momentos.
      >>Un número desconocido me había mandado un mensaje.
Al principio pensé en bloquear el número y ya está pero luego me picó la curiosidad. ¿Quién podía ser? Miré la foto y era un simple dibujo. Probablemente sacado de "Google Imágenes". Así que decidí leer el mensaje.
Llevo buscando a alguien como tú desde que tengo uso de razón. 
Y ahora que te he encontrado, ¿cómo puedo conseguir tu corazón? 
Sonreí.
Sonreí, sonreí, sonreí.
¿Quién podía haberme mandado... eso?  Era precioso y jamás me habían dicho nada así. Jon me decía cosas muy bonitas pero nunca rimaban. Estaba muy nerviosa así que me dio por preguntar algo que sabía que no iba a responder.
- ¿Quién eres?
- Alguien.
- ¿Pero quién? ¿Te conozco?
- Solo tú puedes determinar si me conoces.
- Pero si no te veo la cara, ¿cómo voy ha saberlo?
- Sigue a tu corazón.
- ¿Qué?

No respondió. En todo el día no volvió ha hablarme.
No paró de llover. En todo el día no mejoró el tiempo.

Al día siguiente, mi "admirador" me volvió a mandar un mensaje. Me molestó que no respondiera a mi pregunta, pero pensé que se estaba haciendo el interesante así que no le dije nada y me limité a leer lo que me había mandado.
Hablar contigo me hizo pensar.
Pensé en que por alguien así, merece la pena luchar. 
Sonreí de nuevo.
Todo lo que me decía era precioso pero...
¿Luchar?
No estaba "luchando". De hecho habíamos hablado una vez y fue una conversación más bien corta. Pero bueno, todo eso era precioso y me hacía no pensar en Jon.
Jon...

-Así que vas a luchar por mi.
-Solo si tú me dejas.
-Mira, te agradezco que me mandes esas cosas, de verdad. Pero no saber quien eres... hace a esto algo perturbante.
-Perdona. No quería perturbarte.
-No, enserio, me sacas la sonrisa y tal... Pero necesito saber quién eres.
-Soy... Bueno, soy alguien a quien conoces.
Y se desconectó.

Otro día largo encerrada en casa pensando en esa persona misteriosa. ¿Quién podía ser?
Entonces pensé que tal vez podía ser Jon.
¿Y si se había dado cuenta de que me echaba de menos y había decidido volver así a mi vida? Solo quería que fuera eso. O mejor. ¿Y si todo había sido una especie de broma y nunca se había olvidado de mí? ¿Y si nunca me había dejado? Solo quería que fuera eso.

Fui hasta la estantería donde tenía los discos apilados y elegí mi favorito "Sorry I'm Late" de Cher Lloyd. Adoraba todas y cada una de las canciones (bueno, menos "I Wish") y me encantaba cantarlas ya que me las sabía todas (ya, bueno, menos "I Wish"). A ver, la canción me gustaba pero prefería las demás. Mientras la música sonaba, los mensajes que me había mandado esa persona misteriosa rondaban por mi cabeza. ¿Pero qué podía hacer? Echaba de menos a Jon y todo el mundo parecía contento menos yo. ¿Acaso no era suficiente que Alex tuviera algo gordo que contar y que el muy pesado de Enrique no dejara de molestarme?

Un momento.

"No, no, no. Dime que no eres tú", pensé cogiendo el móvil. "Si eres tú, te juro que lanzo el móvil por la ventana", pensé esta vez. Abrí la conversación y analicé su forma de "hablar". Sin duda se parecía a la suya. "Cabrón. Y yo aquí rallándome por ti", pensé.
-Mira, sé quién eres. Déjalo ya.

No respondió y llevaba como dos o tres días sin salir así que fui al armario a ver qué ponerme.
"Esta noche salgo", pensé.

Al principio pensé en un conjunto normalito.
Una camiseta, unos vaqueros...
Pero entonces me planteé salir sola, de noche, de verdad. Hacía tanto tiempo que no lo hacía...
¿Por qué no salir a conocer gente?
En serio. No me lo había planteado.
Hacía tanto que no salía por la noche sola...
Además si me ponía tacones podía entrar a la discoteca porque de noche y con esas pintas (hay que reconocer que me visto como si tuviera más años cuando salgo así aunque ya hace mucho)...
Cogí un vestido amarillo sin mangas corto, aunque no demasiado. Tenía un cinturón grueso negro con un floripondio que me gustaba bastante (a pesar de que odio los floripondios jaja). Cogí unos tacones de aguja de colores de 12 centímetros y salí a la calle.


Tras un rato andando pensé en ir a la discoteca más cercana, llamada Never Before Midnight, a tomar algo. Por si acaso, tomé zumos y agua y bailé sola durante horas. Vale, fue media hora pero me aburrí tan absolutamente tanto que me parecieron horas. Y por fin, se me acercó un chico y me ofreció un vaso con algo oscuro y anaranjado.

- ¿Quieres? - dijo sosteniendo el vaso delante de mi cara.
- Perdona, ¿te conozco? - pregunté para ignorar la bebida.
- He preguntado primero - dijo sonriendo.
- No, gracias. Ahora tú - contuve mi sonrisa y contesté un poco borde. Y la verdad, es que no sé por qué.
- No, no nos conocemos - dijo sonriendo, otra vez.
- Lo suponía - dije mirando hacia un lado.
- ¿Lo suponías? ¿Entonces por qué me has preguntado? - preguntó a punto de reír.
- Pues... Porque... - no sabía qué responder a eso y su mirada (y sonrisa) arrogante me estaban poniendo nerviosa así que no respondí.
- Venga da igual. Anda, bébetelo. Yo invito - dijo con una pequeña sonrisa.
- ¿Qué es? - pregunté mirando el contenido del vaso.
- Pruebalo y lo sabrás - dijo con su sonrisilla arrogante de nuevo.
- ¿No habrás echado algo para liarte conmigo? - pregunté de golpe.
Sonrió.
Se inclinó hacia mí.
Lo miré.
Me miró fijamente y dijo:
- ¿Crees que necesito drogarte para liarme contigo?
Abrí mucho los ojos.
Odiaba que fuera tan arrogante.
Sonrió, de nuevo.
Me gustaba que fuera tan arrogante.
Seguía sonriendo.
Cogí el vaso. Di un sorbo.
- Pacharán - dije.
- Bingo - dijo cogiéndome con disimulo por las caderas.
- ¿Qué crees que haces? - dije haciéndole saber que notaba lo que hacía.
- Besarte - dijo.
Y me besó.

Sonó el móvil varias veces.
Pero, suponiendo que sería el pesado de Enrique... lo ignoré.

Continuará...



2 comentarios:

  1. Huy el principio es como el de pulsaciones de Javier Ruescas, seguro que el q ha llamado al final es Jon

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Sí! Me he inspirado un poco en ese libro. Lo leí hace bastante pero me acordé y lo inspiré un poco. Si lo has leído y te apetece ver mi reseña aquí te la dejo: http://5sentidosangy.blogspot.com.es/2014/05/resena-de-pulsaciones.html
      Besos!

      Eliminar