lunes, 6 de abril de 2015

Capítulo 16 (59). Hora 0.

El día había llegado. Después de una etapa de estrés, problemas y sí, más problemas (pasando por una pequeña etapa de escapadas nocturnas y más problemas todavía) la historia se repetía. Me levanté temprano para asegurarme de que lo llevaba todo, metí alguna que otra cosa más en la maleta junto con un nuevo libro que acababa de comprar llamado "Where She Went· y desayuné.

Me vestí rápidamente y vi un rato la tele.


Al rato pensé en todo lo que podía pasar ese día. Llegaría a Vizcaya por la tarde así que aún tendría tiempo de hacer algo. Mis padres, como siempre, se irían por ahí y yo no iba a ser menos. ¿Pero qué podía hacer? ¿Qué pasaría si me presentaba en la playa y veía a Jon? ¿Qué pasaría si me encontraba con las chicas? Llevábamos meses sin hablarnos y el único que había dado señales de vida era Unai... Que por cierto, solo había conseguido preocuparme más. 

Algo había pasado en Vizcaya, ¿pero qué? ¿Acaso había pasado algo y ya no querían hablarme? No, él parecía preocupado. No quería decírmelo. Probablemente porque era algo serio... ¿Y si le había pasado algo al apartamento? Bueno, eso no sería un problema podríamos alquilar otro aunque sí que es algo serio... ¿Y si era algo más fuerte? ¿Más importante? ¿¡Pero qué?! 

De pequeña yo leía mucho. Mucho más que ahora, por cierto. Mi madre me decía que mi imaginación probablemente me venía de los libros que leía... ¡Pero ahora ni si quiera podía imaginar qué estaba pasando!

Y salimos de casa. 
Ni siquiera llamé a Anaís. Ya habíamos hablado acerca de qué había pasado y cómo me sentía así que ya no estaba preocupada. Ni ella ni Alberto. El único problema era Alex, del cual no sabía nada desde hacía bastante tiempo pero bueno, llevaba más tiempo sin saber de Jon y, la verdad, ya estaba harta de intentar hablar con él y que no me contara nada. Que solo respondiera con violencia.

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Llegamos más tarde de lo previsto. Yo no había dicho nada a mis padres sobre lo que pensaba que podía haberle pasado al apartamento porque eran solo suposiciones mías. Entrando, por la carretera por la que nos habíamos ido, me acordé de cómo me despedí de Jon. De cómo vino corriendo porque yo le había engañado para no tener que despedirme. De cómo corrí hacia él, de cómo nos besamos.

Y cuando quise darme cuenta, estábamos ya en el apartamento. Bajé del coche y cogí mi maleta. Subí las escaleras bastante preocupada por mis sospechas hasta que llegué arriba y vi que todo estaba bien. Una ola de alivio pasó mi corazón hasta que me di cuenta de que si no era eso, ¿qué era lo que me ocultaba Unai?

Bebí un vaso de agua y deshice la maleta. Me instalé y recordé el verano pasado. Todo estaba igual solo que ahora el apartamento era mío. No podía creer que estuviera allí otra vez y que a la vez no estuviera. Físicamente estaba allí, en el mismo sitio, pero el ambiente era distinto. El aire fresco con olor a sal me reconfortaba, eso era igual, pero ya no sentía que estuviera en el mismo sitio. No me sentía arropada por el calor y las vistas. No me sentía segura. Me sentía forastera. 

Mis padres se fueron a tomar algo y yo me quedé sola. Me tiré sobre el sofá en el que tantas veces me había tirado el verano anterior y saqué el móvil. Llamé a Unai y le pedí quedar. La conversación fue rápida; yo le dije que ya había llegado y que quería quedar, él me dijo que vale y yo le dije de ir a la plaza. La plaza... habían pasado muchas cosas en ella.

Ni siquiera me cambié de ropa. Bajé con mi vestido azul y una chaqueta, por si acaso, aunque hacía mucho calor. Me senté a esperar. Era normal que fuera a tardar, le acababa de llamar y tendría que arreglarse y venir hasta aquí.

Esperé cuarenta minutos y ya supuse que tardaría poco. Pero no fue así. No llegó. Esperé dos horas más y no vino. Quise llamarlo... ¿pero para qué? Simplemente me levanté y me fui de paseo. Estaba de vuelta en Vizcaya pero todo era diferente. Me sentía fría por dentro y muy sola, la verdad. No quería tener que llamar a un amigo mil veces para que quedara conmigo. Simplemente quería que todo fuera como antes, que nos lo pasáramos bien, que nos siguiéramos ciegamente... Sé que estuve con ellos un mes, pero a veces un mes vale más que años... Y no sé cómo ni por qué, pero Dana vino a mi mente de repente.

Miento. Sí que lo sabía. Ella había sido una de mis mejores amigas durante años y la cosa entre nosotras había acabado muy pero que muy mal... La verdad es que ya no me importaba. Quedaba el dolor de aquel día en el que todo terminó pero ahora mismo me preocupaban otras cosas.

El tiempo parecía haberse detenido en Vizcaya. Es como si después de mi partida, un día cualquiera, el tiempo se hubiera parado y ya no fuera a pasar nada interesante nunca más. Era como estar en la hora 0.

Continuará...

(Los libros que mencione y tenga reseñados os los dejaré aquí por si queréis ver la reseña)

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